CRÍTICA. Es el comienzo de un poema del joven Mariano Blatt, “Todo piola”, que da nombre e inspiración a la obra representada en el Festival Iberoamericano de Teatro de Cádiz.
todo piola?
todo piola, vos?
piola también, q hacías?
nada, acá, tranca, vos?
piola, acá, también, tranca
piola
sí, quemamos uno?
dale
te prendés?
sí, más vale, de una piola, tenés sedas?
sí, tomá piola, bancá q armo
che, q lindas manos
ja, gracias
sí, posta, los dedos y onda el color de la piel, y onda cómo las movés, bah tipo la manera cómo las usás,…
Salvando la distancia inevitable y la dificultad de comprensión a primera audición del texto por el lenguaje de barrio utilizado y sus americanismos, se percibe que el todopiola de Blatt se desliza hacia la descripción de un encuentro homo entre adolescentes que termina con un sugerente canto a la amistad (che / q? / una cosa… ya sabés q vas a ser cuando seas grande?/ sí, tu amigo).
Sin embargo, y aun tomando como base el poema y otros textos de Mariano Blatt, el guión en colaboración del director Gustavo Tarrío y el actor Eddy García transforma ese encuentro con cambios de la identidad de los personajes. En vez de chico-chico, Todo piola se desliza hacia el desarrollo de la historia de un encuentro entre un chico con la feminidad a flor de piel y una chica investida de todos los atributos (vestimenta y capacidades físicas) propios de varón. El trabajo de creación en colaboración de todo el equipo llevó a que las fronteras de género queden permeables para los protagonistas, travistiendo sus cuerpos de homos o heteros, masculinos o femeninos, trans o bisexuales, en un ejercicio de pura fantasía.
Llama la atención el manejo del espacio físico durante el desarrollo de la obra, ofreciendo un punto de mira cambiante que muestra todo de los personajes al espectador, hasta sus desnudos corporales –despojados de morbo para continuar con el carácter representativo y fantasioso que se otorga al relato del encuentro amoroso–. Previamente, el ambiente de jovialidad y buen humor del monólogo del chico –que dialoga consigo mismo al interpretar un doble personaje en clave gay– alivia la impresión que genera la desnudez escénica. Se crea así una atmósfera empática con los sentimientos e ilusiones de los chicos, sin hacer mucho caso en cómo muestran sus escarceos.
El comportamiento turbulento y alborotado de ambos jóvenes marca el tono general de la narración, si bien el ritmo es maleable. Al cambio de ritmo contribuye la actividad de la dama del bosque que aparece cuando la pareja miran a través de una perla, quizás una alusión a la ingesta de drogas, y acompañada por sus canciones –la voz e interpretación de Guadalupe Otheguy, una agradable sorpresa– les transporta al escenario de su desenfreno, sugerente y brillantemente finalizado con una lluvia de perlas que inunda el escenario y cierra el registro de fantasía que envuelve el encuentro de ambos.
El retorno a la soledad e indiferencia mutua entre ellos, despojados de los fuegos artificiales de la primera aproximación, cierra la obra con el mismo regusto que proporciona la efímera felicidad del deseo satisfecho.
El público reaccionó con satisfacción y emoción a esta entretenida y atractiva obra, interpretada por dos actores en plenitud de sus cualidades actorales, que despliegan con vigor y convicción en sus difíciles roles. DIARIO Bahía de Cádiz
FICHA DEL ESPECTÁCULO:
Festival Iberoamericano de Teatro (FIT) de Cádiz 2016.
‘Todo piola’.
Autores: Gustavo Tarrío, Mariano Blatt y Eddy García. Dirección: Gustavo Tarrío. Actores: Eddy García, Carla di Grazia y Guadalupe Otheguy. Iluminación: Agnese Lozupone.
Lugar y día: Sala Central Lechera de Cádiz, 24 de octubre de 2016. Asistencia: tres cuartos de aforo.
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