CRÍTICA. Momento histórico (11 de setiembre de 1973): Salvador Allende, presidente de la República, se prepara para resistir el ataque de la milicia, liderada por Augusto Pinochet, a la Casa de la Moneda en Santiago de Chile. Es el punto de partida de la obra La imaginación del futuro, dentro de la programación del Festival Iberoamericano de Teatro de Cádiz.
Allende se dispone a grabar su testamento político, y a suicidarse, pero sus ministros, como los mercaderes de la política de hoy, se lanzan a una histérica vorágine de cambios y contracambios para retocar el discurso de despedida del presidente y preparar la escenografía que acompañará la emisión del discurso: música, decorados, etc. Incluso, llegan a cambiar al presidente de chándal, en una estrategia de marketing que maneja el discurso como un anuncio. Todo ello, una contradicción esencial que aflora en otros temas a lo largo de la obra, inmersos en un momento de gran tensión y repercusión histórica.
A través de este formato se pretende realizar una “reflexión crítica sobre la clase política y la violencia que ha caracterizado a nuestro país. En particular sobre la actual clase dirigente de izquierda, que a nuestro parecer solo ha administrado el sistema dejado por la Dictadura. Una nueva izquierda que olvida la herencia política que pesa sobre sus hombros y relativiza todo legado ideológico”. En esa línea, se preguntan si no hubiera sido mejor que Allende hubiera cedido las presiones para abandonar el poder. En su discurso dramático, el autor del texto teatral defiende que los problemas sociales no hubieran sido tan agudos en la actualidad, si así hubiera ocurrido, con una sustitución ordenada por las circunstancias, pero no por la fuerza de las bombas. La segunda parte de la obra se centra en ese tema, con el que más que un reproche, se lanza una carga de profundidad al allendismo. Consecuentemente, ha provocado la reacción de quienes admiran el legado de Allende: no soportan cómo se presenta en La imaginación del futuro una caricatura de Allende –un títere sin opinión, cobarde y posible cocainómano; “una ofensa monumental a la memoria de Allende que raya en la injuria y en la vejación”.
Los recursos escénicos son múltiples, ricos y efectistas en su plasticidad. La escenografía muta constantemente –muy importante el ciclorama de fondo con proyecciones en vivo– y el ritmo vertiginoso acelera el pulso del espectador… pero tampoco dan tiempo a reflexionar. También es impactante la rotura de la cuarta pared en una ocasión, con una interpelación al público que sitúa a los espectadores frente a sus contradicciones –la escena resulta ideológica y visualmente violenta (incluido el desnudo parcial de la actriz-ministra); que continúa con la línea de provocación intelectual que sostiene el relato–.
Desde esa toma de posesión ideológica reparten leña a todo y a todos –en un momento se ensañan con Aznar y con el actual presidente de México-; pero con independencia del fácil y efectista show de ministros vociferando, yendo de un lugar a otro y peleándose entre ellos, el relato de la historia es confuso y esta es su gran debilidad. En un símil deportivo… ¿contra quién juegan? También la confusión se acentúa porque se trata de una ficción libre en el que se mezcla pasado y presente. Tanto marean con las idas y venidas –escenográficas e ideológicas-, que hasta el público se equivoca de final con la escena de pseudo-despedida de Allende subido en un estrado –compuesto sobre un refrigerador cuya vitrina transparente está repleta de cocacolas, clara alusión los instigadores últimos del golpe de Pinochet–.
Aplausos intensos y una sensación de sí-es-no-es al final de la función. DIARIO Bahía de Cádiz
FICHA DEL ESPECTÁCULO:
Festival Iberoamericano de Teatro (FIT) de Cádiz 2015.
‘La imaginación del futuro’. Teatro La Re-Sentida, dramaturgia. Marco Layera, dirección. Pablo de la Fuente, diseño integral. Marcelo Martínez, música. Reparto: Rodolfo Pulgar, Carolina Palacios, Carolina de la Maza, Benjamín Westfall, Benjamín Cortés, Pedro Muñoz, Luis Moreno, Diego Acuña.
Lugar y día: Gran Teatro Falla de Cádiz, 20 de octubre de 2015. Asistencia: casi lleno.
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