CRÍTICA. En los primeros minutos de la obra El sistema solar, Leonardo del Solar afirma: “La Navidad es una buena mierda, si no se pasa en familia”. Una lindeza, de las muchas que afloran en el libreto. La familia de Leonardo –general, ministro y acaudalado señor- está presente: sus hijos Edurne y Pavel, y su nieto. Edurne los ha reunido para celebrar juntos la Navidad.
Sólo que… Leonardo acude a la invitación con Paula, exnovia de Pavel y ahora novia formal de Leonardo. Pavel acusa a su padre de haberle robado su pareja y Edurne tiene cuentas pendientes también con Leonardo. La cena (de Navidad) está servida; quiero decir que el conflicto se instaura en unos minutos arrastrando al espectador a un torbellino de emociones provocado por los enfrentamientos continuos: Edurne y Pavel contra su padre, y en otros momentos contra Paula. Una puesta en situación casi instantánea que hace disfrutar al público de esta obra con una intensidad dramática inextinguible.
“El amor es un error”, asegura Edurne en un determinado momento. Sin embargo, el amor está en el epicentro del terremoto familiar. Una aparente contradicción si se atiende a las continuas disputas entre ellos, donde los reproches mutuos perpetúan el malestar de todos contra todos. Pero hay amor –será la moraleja final-: Paula representa el amor incondicional y algo transgresor. Edurne y Pavel prestan voz y guitarra continuamente a una romántica canción que habla del amor. Y el pequeño Pavel, un niño de diez años aficionado a la astronomía y generoso cuidador de animales, manifiesta el calor cándido y sin reservas a todos los componentes de la familia. Leonardo tiene que luchar contra su pasado y sus propios errores como padre, que quiere hacerse perdonar al final de su vida; un amor de compensación que justifica sus desaciertos afectivos.
Porque hay otro mensaje que subyace en el relato: la vida continúa. El páter familia conoce su próximo fallecimiento y Edurne está empeñada en ser madre, a toda costa; a pesar del fracaso que representa a sus ojos el tipo de vida que le dieron sus padres. Paula tiene otra visión de la disputa; huérfana desde muy pequeña, ve la familia como un regalo, a pesar de las desencuentros entre ellos.
La disimetría entre los roles de los personajes es evidente. En esencia, El sistema solar es pieza de teatro para que el dúo Leonardo-Edurne, padre e hija, exhiba toda una rica gama de matices emocionales –cada uno en su papel- y de pensamientos reflexivos. Ricardo Velásquez (¡qué gran voz!) en el rol de Leonardo soporta con serenidad y mesura los envites filiales, y adorna su interpretación con una pose de sensata madurez para enfrentarse a la muerte, que conoce próxima.
Katerina Dónofrio tiene un papel más contradictorio como Edurne –en la obra, da vida a una joven soltera, nerviosa y descentrada, que está en tratamiento siquiátrico-. Papel que Katerina interpreta con desmesura en algunos momentos pero con una versatilidad admirable en sus cambios de registro – ella fue nominada en Perú como Mejor Actriz de Teatro 2012 por este papel-.
Lamentablemente, el resto de personajes tienen un peso menor pero Valeria Escandón y Sebastián Monteghirfo, en los papeles respectivos de Paula y Pavel, apuntan a que podrían haber intensificado la tensión de sus encuentros como expareja. Adrián Dubois maneja con soltura y credibilidad el papel de hijo-nieto-sobrino; un plus para el resultado de la función.
Un apunte marginal. Poco público, pero no por falta de interés en la obra, nominada a Mejor Obra de Teatro 2012. Lástima de tarde, el segundo pase de la función coincidió con un día de gran tormenta en Cádiz. DIARIO Bahía de Cádiz
FICHA DEL ESPECTÁCULO:
Festival Iberoamericano de Teatro (FIT) de Cádiz 2015.
‘El sistema solar’. Mariana de Althaus, autora y dirección. Elenco: Katerina Dónofrio, Ricardo Velásquez, Valeria Escandón, Sebastián Monteghirfo y Adrián Dubois
Lugar y día: Sala Central Lechera de Cádiz, 18 de octubre de 2015. Asistencia: poco público.