CRÍTICA. El estreno de la obra ‘Cuarteto de alba’ de Carlos Gil Zamora, no tuvo en el Festival Iberoamericano de Cádiz (FIT) la acogida esperada por un público mayoritariamente procedente del mundo del teatro iberoamericano. ¿Razones?, posiblemente algunas tienen que ver con los diferentes enfoques teatrales de cada región. Pero no todas son propias de un desajuste entre culturas teatrales. En el fondo, el teatro que se exhibe hoy en día urbi et orbi se resiste a abandonar las formas del teatro comercial, para satisfacer a un espectador acomodado y poco amigo de experiencias nuevas; y así seguiremos. Al abandonar la molicie de lo cotidiano, al adentrarse en un teatro exento de blandura, la obra de Gil Zamora incomoda al público –aventuro que quizá sea su pretensión- a pesar del preciosismo y detalle con los que hilvana su obra, que muestra la notable capacidad del dramaturgo para el manejo de múltiples recursos teatrales.
Carlos invierte el proceso normal de la memoria. “A través de los recuerdos siempre nos descubrimos más jóvenes”, nos dice. Y en el ‘Cuarteto de alba’, los personajes nos hablan desde el futuro para redescubrir nuestro presente. Es un enfoque metafísico: “¿A dónde conducen los idearios, cómo escogemos los valores que los constituirán y que frustrarán el resto de nuestros días, aquellos que darán alma a nuestras peores pesadillas y nos abocarán al fracaso más absoluto?”. Desde el inicio, la letanía “Nos dijeron que éramos inmortales”, que repiten los cuatro, reflejan la constatación de que vivimos instalados en el engaño.
En vez de personajes, el autor dispone cuatro “entes escénicos”, que incorporan sucesivamente diversos personajes, en los que uno puede sentir su presente, para comprenderse y valorarlo en función de su proyección en el futuro. Se disponen en cuadros sucesivos o capítulos, variados en su forma e irregulares en el resultado. El ánimo del espectador muda constantemente, aunque es inmutable la necesidad de prestar mucha atención al texto, poético y discursivo, que exige un esfuerzo compartido entre actores y público. La mudanza de emociones se desliza entre extremos a lo largo de la estructura elíptica de la obra: padece con paciencia una infantil escena de patio de colegio, permanece casi insensible ante la escena de amores y desamores contado desde un columpio en penumbra, puede sorprenderse –si acaso- con un fugaz desnudo que refuerza un canto a la libertad, se estremece con la violencia y tensión de una escena familiar y queda asombrado con la magnífica teatralidad de una escena policoral construida sobre una pregunta-respuesta, ¿Qué hora es? –Las dos.
Se hablará mucho, seguro, de esta obra, que precisa de relecturas para extraer al máximo todo lo que puede dar de sí. DIARIO Bahía de Cádiz Francisco Mesa
FICHA DEL ESPECTÁCULO:
XXX Festival Iberoamericano de Teatro de Cádiz.
CUARTETO DEL ALBA de Carlos Gil Zamora (70 min.). Lander Iglesias, dirección escénica. Reparto: Gotzon Sánchez, Maiken Beitia, Ricardo Moya, Valery Tellechea. Mariluz Diaz, ayudante de dirección y vestuario. Sara Paniagua, coreografía y espacio visual. Iñigo Ibaibarriaga, espacio sonoro. Koldo Belloso, iluminación. Tarima, logística del espectáculo.
Lugar y día: Teatro del Títere La Tia Norica, 20 de octubre de 2014. Asistencia: lleno.