CRÍTICA. En el concierto del Festival de Música Española de Cádiz de este 2019, la Orquesta de Córdoba se atuvo al criterio de ofrecer música española, en consonancia con los fines de la cita gaditana. No solo eso, también rescató algunos autores y obras olvidadas de ese catálogo inmenso de la composición nacional. Congratulaciones por el doble ofrecimiento. Cómo no alabar y agradecer la oportunidad de escuchar el preludio de La venta de don Quijote, la zarzuela predilecta de Chapí, y conocer en vivo la obertura de L’arbore de Diana de Martín Soler.
Otra aportación de la O.C. fue la versión para orquesta de cuerdas de la Serenata para cuerdas de Joaquín Turina, escrita originalmente para cuarteto. La huella de su precedente La oración del Torero marca esta serenata del gran Turina, con la que se mostró la elegancia y buen criterio del director en la conducción de la orquesta. Una dirección orquestal que se mantuvo elegante y dominadora, aunque en la pieza de inicio fuese más libre y teatral, y dejara hacer.
La audición de la querida Serenata nocturna por las calles de Madrid de Boccherini se manejó como apuntes sonoros de un concierto didáctico, con las explicaciones añadidas del director titular de la Orquesta de Córdoba, Carlos Domínguez-Nieto, sobre las piezas musicales y sus connotaciones descriptivas. Como en esta, también hizo interesantes acotaciones Domínguez-Nieto a todas las obras, contextualizándolas y aportando datos de interés musicológico. La versión solo-orquestal al quinteto de cuerdas boccheriano creó momentos inolvidables como el espectacular (en todos los sentidos) “Pasacaglia”.
Fue el concierto, todo hay que decirlo, un pot-pourri de ricos ingredientes bien maridados que (me) dejó un sabor semidulce. Quise intuir que había limitaciones de tiempo y ello nos llevó a que no hubiera descanso en el programa, se abreviara a cuatro las Canciones y Danzas de Dulcinea de Antón García Abril y que no se atendiera previamente el evidente desequilibrio dinámico de la sección de viento metal, que se hizo patente sobre todo en la primera, “Danza del camino”.
El animoso director madrileño presentó casi como novedad en Cádiz al compositor García Abril. Creo que se sorprendería de conocer la frecuencia con que se le ha interpretado aquí al músico turolense. El FMEC le ha dedicado repetidas atenciones a este compositor, el más clásico de los contemporáneos, que renunció expresamente (“siempre he creído que la música tiene que ser un arte de belleza sonora y nunca cercana al ruido”) a los postulados estéticos de la Generación del 51 a la que por edad pertenecía. Con su música placentera y plástica, García Abril siempre agrada al público, como en la conmovedora Canción de la noche blanca, cuya comprometida interpretación salvó con notable acierto la sección de viento madera de la Orquesta de Córdoba.
La interpretación del preludio de El Patio de los Naranjos, de Pablo Luna como propina sirvió de generoso plato final y anuncio de la recuperación de esta zarzuela por la Orquesta de Córdoba y su puesta en escena en la capital cordobesa en mayo de 2020. DIARIO Bahía de Cádiz
FICHA DEL CONCIERTO:
XVII Festival de Música Española de Cádiz.
Orquesta de Córdoba. Carlos Domínguez-Nieto, director. Programa: Ruperto Chapí (1851-1909) “Preludio y seguidillas” de La venta de Don Quijote. Joaquín Turina (1882-1949) Serenata para cuerdas, op. 87. Luigi Boccherini (1743-1805) Serenata nocturna de las calles de Madrid. Vicente Martín i Soler (1754-1806) Obertura de L’arbore de Diana. (1787). Antón García Abril (n. 1933) Canciones y Danzas de Dulcinea (1992) “Danza del camino; Canción de la noche blanca; La danza del amor soñado; Danza de la plenitud”.
Lugar y día: Palacio de Congresos de Cádiz, 17 de noviembre. Asistencia: Más de media entrada.