CRÍTICA. Un buen programa de concierto eleva la cota de su valía. Parece una obviedad, pero las programaciones están llenas de ajustes obligados por condicionantes técnicos, homenajes, adecuaciones a una determinada línea temática, gustos personales… que desdibujan el potencial de la base un concierto: su programa. El mayor acierto del director en el concierto del sábado fue conjuntar las capacidades de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla, un valor seguro y una espléndida producción sonora garantizada, con un programa de nivel, exigente en recursos y, sobre todo, dedicado a cumplir con decisión el objetivo del Festival de Música Española de Cádiz, al menos en lo que toca a la música clásica, de remarcar la puesta en valor de la música española en todos sus aspectos.
El Quijote de Cervantes, hilo conductor temático del concierto, se ha tratado musicalmente en innumerables proyectos. De un pasaje del libro II capítulo 9 toma inspiración Tomás Marco para su composición Medianoche era por filo. Tomás Marco se asocia usualmente con Cristóbal Halffter, Luis de Pablo y Carmelo Bernaola, en una cuádrupla señera. Con ellos, Marco forman parte de una estela intergeneracional que brilla con luz propia en la historia de la música española. Versátil, culto y un auténtico maestro, su sólida formación le permite ajustar sus ideas con claves extramusicales, como en esta obra en la que traslada un texto literario a un relato musical breve y gustoso, que mantiene el tono cómico-irónico del pasaje cervantino.
Ravel, un compositor francés que vivió lo español tanto, que podemos considerarlo casi de la casa. Antes de sucumbir a la enfermedad de Pick, Ravel intentó cumplir con un encargo de música incidental, del que solo compuso tres chansons -romanesque / épique / à boire-, cada una asociada a un modelo rítmico de origen español: guajira, zorcico y jota. El barítono Josep Miguel Ramón puso intensidad, buen fraseo y dinamismo con su voz enérgica, solvente y dúctil, sin llegar a emocionar en la interpretación vocal de las tres piezas de Don Quijote a Dulcinea.
Continuando en la clave ascendente de importancia y complejidad de las piezas interpretadas, en la segunda parte se abordó el Retablo de Maese Pedro de Manuel de Falla, una de las piezas más significativas de la historia musical española. El azar hizo coincidir el concierto con la conmemoración en Europa del centenario del armisticio en la Gran Guerra, que entre otros muchos cambios condicionó la producción musical en los años siguientes. La huida de los nacionalismos fue una de las razones del surgimiento del neoclasicismo musical liderado en aquella época por Stravinski. Falla se adhirió a ese movimiento aplicando en El retablo los postulados de simplicidad orquestal, tímbricas novedosas y tono paródico; tres elementos en el sustrato de esta obra de Falla, deliciosa e impresionante incluso en su versión concierto, sin los títeres.
Ruth Rosique, la voz blanca protagonista en el Retablo, acopló sin problemas su voz al de narradora-pregonera con un registro afilado y algo violento en la dicción. Pablo García López aplicó un ajustado recitado declamatorio, con apuntes actorales en línea con la representación ficticia de títeres y Josep Miguel Ramón ofreció el rotundo contrapunto en un papel no demasiado vistoso para él.
Un magnífico concierto y un despliegue de medios que no estuvo correspondido con la asistencia masiva del público, circunstancia reseñable por el aprecio notable que se le tiene a la ROSS en Cádiz. DIARIO Bahía de Cádiz
FICHA DEL CONCIERTO:
XVI Festival de Música Española de Cádiz.
Real Orquesta Sinfónica de Sevilla.
Andrés Salado, director. Ruth Rosique, soprano. Pablo García López, tenor, Josep Miguel Ramón, barítono. Programa (El caballero Cervantes): Tomás Marco (1942) Medianoche era por filo (2004) / Maurice Ravel (1875-1937) Don Quichotte à Dulcinée, para barítono y orquesta (1932-33) Manuel de Falla (1876-1946) El retablo de Maese Pedro (1919-1923) (versión concierto).
Lugar y día: Palacio de Congresos de Cádiz, 10 de noviembre de 2018. Asistencia: media entrada.