CRÍTICA. Recordando el éxito de la Orquesta Ciudad de Almería el año pasado en el Festival de Música Española de Cádiz, aguardaba con interés y satisfacción anticipada su concierto en esta edición del festival. Afortunadamente, la impresión general tras la audición de este concierto confirmó los rasgos que aprecié en esta orquesta en su presentación en Cádiz: solidez instrumental, conducción exigente y estimulante de su director y pasión ilusionada en la producción de una música empastada y balanceada.
No es casual que Michael Thomas haya dirigido obras de Bizet con dos orquestas diferentes en esta edición del Festival de Música Española de Cádiz. Si con la Orquesta de Córdoba dio vida a las Suites arlesianas, con la OCAL entusiasmó al público con las dos Suites que Guiraud preparara basándose en la celebérrima Carmen de Georges Bizet. Guiraud traspuso las partituras vocales a instrumentos con tesituras y coloraturas similares, por lo que las secciones de vientos tienen papel protagonista en las dos suites, bien como instrumentos solistas, bien como pequeños ensembles con acompañamiento de cuerdas, que reproducen las conocidas secuencias melodías de Carmen. A salvo de mejoras en la aplicación de recursos expresivos por los jóvenes y talentosos músicos, fue notable la belleza de la audición de las dos suites, bien empastadas y brillantemente ejecutadas, en la segunda parte del concierto.
La OCAL regaló también a su término una meritoria interpretación de Sevilla, una de las piezas incluidas en la Suite española de Albéniz, al hilo de un entendimiento absoluto entre partitura, dirección y orquesta.
Sin embargo, a mi criterio, esta valoración no es extensible a lo percibido en la primera parte del programa. A este respecto, quizás sea la primera vez que me enfrento a comentar la audición de una pieza con un oxímoron musical: la interpretación de los músicos fue correcta y el instrumento solista estuvo genial, pero el resultado fue mejorable. ¿Cómo es posible? Digamos que director, orquesta y solista no conciliaron sus respectivas cualidades.
Elogiable fue la interpretación de Jesús Reina en la Sinfonía española de Édouard Lalo. Una obra para virtuosos -recordemos que Lalo la dedicó a Pablo Sarasate-, en la que Jesús Reina “se sale” con su violín sentimental y expresivo del cuarto movimiento y con el trepidante e inimaginable virtuosismo del movimiento final. Aun así, quizá con un instrumento de mejor dinámica en los agudos hubiera aportado más intensidad a la ejecución de una obra en la que el sueño de la perfección no se materializó.
La Sinfonía española de Lalo es en realidad un concierto de violín y orquesta, y darle un tratamiento diferente puede trastocar su espíritu. A mi entender, Michael Thomas aplicó un tratamiento sinfónico a los dos primeros movimientos, frenando la chispa vital de la partitura, aportando pesadez al diálogo violín-orquesta, pensado en origen con un espíritu más bailable aunque sin precipitaciones. De ahí que cuando se amortiguó la dinámica orquestal, en parte en el Intermezzo pero sobre todo en el cuarto movimiento, se apreciase con emoción la expresividad del violín en toda su magnitud. El quinto movimiento llegó con el balance de todos los recursos, aportando un colorista final a esta singular obra.
Como remate a su intervención, Jesús Reina regaló una propina de fantasía, rematada con el “We are the Champion” de Freddy Mercury, y con una aportación bachiana, el comienzo rapsódico de la Sonata nº 2, donde el color de su violín y la expresiva ejecución de la pieza completaron la demostración de sus impresionantes cualidades como virtuoso violinista. DIARIO Bahía de Cádiz
FICHA DEL CONCIERTO:
XVI Festival de Música Española de Cádiz.
Orquesta Ciudad de Almería.
Michael Thomas, director. Jesús Reina, violín. Programa: I Sinfonía española de Édouard Lalo II Suites nº 1 y 2 de Georges Bizet (versión Guiraud).
Lugar y día: Palacio de Congresos de Cádiz, 24 de noviembre de 2018. Asistencia: más de media entrada.