CRÓNICA. Era una tarde de domingo, como esas de noviembre que me llenan el cuerpo de melancolía y tristeza cuando la luz se extingue pronto en esas nochetardes que se hacen eternas. Quizás no venga a cuento expresar mi estado de ánimo el pasado domingo, pero es el primer flash que me viene a la cabeza al reseñar este concierto del Festival de Música Española de Cádiz. Tiene sentido porque era (para mí) una tarde gris… hasta que llegó el color con los fuegos de artificio sonoros que llenaron de vital emoción y belleza el Auditorio del Palacio de Congresos de Cádiz. Gracias a Paula Coronas, gracias a la OCAL, gracias a Michael Thomas y, sobre todo, gracias a la Sinfonía del Nuevo Mundo que el gran Dvořák nos regalara en las postrimerías del XIX.
El concierto sirvió de presentación en Cádiz a la Orquesta Ciudad de Almería, una formación que luce ilusión y solidez instrumental a la par. Aún más, cuenta con una dirección orquestal de las que gustan a los músicos. Se nota afecto de los intérpretes a su director y una complicidad cierta por aceptar su conducción, enérgica, exigente, estimulante… apasionada. La pasión desborda en cada gesto del director, en la ejecución de cada intérprete, en cada nota… todos quieren –y pueden- hacer buena música y el resultado que ofrecen parece superior al de sus posibilidades técnicas.
El público disfrutó de un gran concierto, un singular y especial concierto al que contribuyó sin duda la maestría pianística de Paula Coronas. Me he referido en alguna ocasión a Paula Coronas como una pianista confiable, un valor seguro para los programadores de concierto. Y no falló en esta ocasión la pianista malagueña, a la que le va como anillo al dedo las piezas de intensidad romántica y carácter colorista como el Concierto nº 1 para piano y orquesta op. 78 ‘Fantástico’ de Isaac Albéniz, que Paula Coronas interpretó con su vigor exultante y el predominio de líneas claras y muy marcadas en la lectura de la pieza. Las propinas Pavana Capricho de Albéniz y Tango de Carlos Pérez cerraron su intervención, agradecida generosamente por el público.
Sin desmerecer el trabajo de la conocida pianista, el centro de atención del público se dirigió singularmente a la orquesta almeriense. El empaste orquestal de la agrupación amortiguó pequeñas disfunciones sonoras en algunas fases –desfases diría que inevitables, pero quizá precisaran mayor brillo tímbrico las flautas y eliminar algunos desequilibrios dinámicos en los metales- aunque el concierto fue en líneas generales para nota. Especialmente en la segunda parte, cuando la brillante interpretación de la Sinfonía del Nuevo Mundo levantó ánimos y bravos por doquier. Sin duda, el público se entregó rendido a la Orquesta Ciudad de Almería en su apoteósica interpretación de la sinfonía de Dvořák, de la que me reservo el segundo movimiento, que impacta (siempre) por su belleza plástica y contenida emoción en la descripción expresiva de la tristeza del emigrante que añora su tierra natal.
A la vista de la recepción de su estreno en el Festival de Música Española de Cádiz estamos seguros que la Orquesta Ciudad de Almería formará pronto parte del paisaje cultural de la ciudad gaditana. DIARIO Bahía de Cádiz
FICHA DEL CONCIERTO:
XV Festival de Música Española de Cádiz.
Orquesta Ciudad de Almería.
Michael Thomas, dirección. Paula Coronas, piano. Programa: I Isaac Albéniz (1860-1909) Concierto nº 1 para piano y orquesta op. 78 ‘Fantástico’. II Antoni Dvořák (1841-1904) Sinfonía nº 9 Del Nuevo Mundo.
Lugar y día: Auditorio del Palacio de Congresos de Cádiz, 19 de noviembre de 2017. Asistencia: media entrada