CRÍTICA. Como es habitual, la Orquesta de Granada cerró en el Gran Teatro Falla el ciclo “clásico” del Festival de Música Española de Cádiz. Y lo hizo a su modo, con propuestas interesantes y con un nivel de ejecución encomiable. Aún más resultó la dirección de Cristóbal Soler, con dos variantes apreciables en su forma de conducir la orquesta.
Impulsado por el Archivo Manuel de Falla de la capital granadina, la Orquesta de Granada se sumó al doble centenario protagonizado por Enrique Granados y Manuel de Falla, representantes del nacionalismo musical emergente en España a principios del siglo XX. En el año 2016 se conmemora el centenario de la muerte de Granados, el estreno de su Danza de los ojos verdes y la composición de El corregidor y la molinera del maestro Falla; consecuentemente, el programa se dividió a partes entre ambos compositores y con las respectivas obras como eje principal del concierto.
La apertura instrumental con la Danza de los ojos verdes de Granados se completó con la suite Elisenda para orquesta y piano obligado; en ambas se optó por un formato orquestal bien reducido para lo que es costumbre –apenas treinta músicos-, quizás con el objetivo de potenciar el papel del piano del siempre brillante Douglas Riva, “único pianista que ha registrado la integral para piano de Granados, de cuya obra es especialista”.
La dirección de Cristóbal Soler dibujó una línea musical precisa y sostenida, que la orquesta granadina perfiló a la perfección impulsada por la personalísima concepción de la dirección -un poco a la antigua y sin aspavientos ni exhibiciones corporales- que facilita un insólito estado de suspensión emocional. Para disfrutarlo se requiere concentración y atención constante a la ejecución, por lo que es fácil “perderse” y dispersarse, como ocurrió en parte del público.
Este reaccionó con mayor entusiasmo a la propuesta lírica del tríptico para mezzosoprano y orquesta de cámara Las majas dolorosas, orquestadas por el propio director, y a la pieza La maja y el ruiseñor, ambas de Enrique Granados. La voz de la mezzo Lorena Valero; aunque de comportamiento irregular según registros y claramente mejorable en la vocalización del texto, posee expresividad, contundencia dinámica y vibrato recurrente, lo que transmite sensaciones placenteras en la audición de sus intervenciones.
La segunda parte del concierto revitalizó la obra escénica El corregidor y la molinera, en su versión original escrita por Manuel de Falla entre 1916 y 1917. Como muestra de otro estilo de conducción, los cambios agógicos impulsados por el director –que aprovechó al máximo el empaste sonoro de la Orquesta de Granada y la finura en las intervenciones individuales- aproximó en mayor medida la interpretación de la pieza del compositor gaditano a la pomposidad y rotundidad musical que el público aprecia de las grandes agrupaciones orquestales. DIARIO Bahía de Cádiz
FICHA DEL CONCIERTO:
XIV Festival de Música Española de Cádiz.
Centenarios de Enrique Granados y de ‘El corregidor y la molinera’ de Manuel de Falla. Orquesta Ciudad de Granada.
Cristóbal Soler, director. Lorena Valero, mezzosoprano. Douglas Riva, piano. Programa I Enrique Granados (1867-1916) Danza de los ojos verdes / Elisenda, suite para orquesta de cámara y piano obligado Las majas dolorosas, tríptico para mezzosoprano y orquesta de cámara (orq. Cristóbal Soler) / La maja y el ruiseñor, de la ópera Goyescas (orq. A. Guinovart) II Manuel de Falla (1876-1946) El corregidor y la molinera (Versión original 1916-1917), Farsa mímica en dos cuadros.
Lugar y día: Gran Teatro Falla de Cádiz, 26 de noviembre de 2016. Asistencia: casi tres cuartos.
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