CRÍTICA. El compositor Manuel Moreno Buendía tiene el honor de haber mantenido bien vivo el género Zarzuela hasta finales del siglo XX, indicativo de su empeño personal, por encima de otros de su generación, de enlazar con el neoclasicismo musical español reverdecido con los grandes maestros, desde Albéniz hasta Joaquín Rodrigo. No es de extrañar que Celtiberia de Moreno Buendía recuerde a todos ellos, aun siendo diferente, y que el atractivo melódico de la obra supere el anclaje en estilos musicales casi periclitados.
Celtiberia reutiliza materiales que el compositor murciano utilizó para su obra de ballet Eterna Castilla de 1965 –estrenada en La Scala de Milán interpretada por el bailarín Antonio Gades– pero reorganizados en una suite de danzas totalmente independiente. Haciendo honor al calificativo de ‘biensonante’ otorgado al compositor murciano, suenan bien, fascinantes y encantadoras, las melodías que componen la taracea musical de Celtiberia, que conjuga a la perfección el desarrollo de una idea –en constante progresión dinámica– con la rica armonía del impresionante conjunto orquestal. La emoción se intensifica in crescendo y la tensión estalla con el soberbio finale de esta sorprendente obra del compositor murciano. La conducción de la orquesta, en manos del director Manuel Hernández Silva: viva, flexible y colorista como se esperaba.
Tuve ocasión de escuchar una sinfonía Mahler dirigida por Hernández Silva hace años, en el Auditorio de Murcia, y me sorprendió la vibrante conmoción de la orquesta en comunicación empática con su director. Una forma de dirección similar de este director anoté en otra sesión memorable del Festival de Música Española de Cádiz, si bien con la Orquesta de Córdoba. Pero el año pasado, ya con la Orquesta Filarmónica de Málaga, noté que su estilo de dirección ha cambiado, no exhibe el control absoluto y exuberante gestual que antes, cualidades que en piezas tan coloristas y sensuales como Celtiberia pasan a un segundo plano, pero que pueden resultar imprescindibles en piezas como las sinfonías de Mahler.
La mano del director se nota, y mucho, en el sonido mahleriano, acotado por anotaciones de tiempo tan complicadas de atender como “solemne y medida, pero sin arrastrar”, sugerida para la Marcha fúnebre del tercer movimiento por Mahler, que era funcionalmente un gran director de orquesta. Me esperaba una sinfonía Mahler con mayor rotundidad y énfasis expresivo, pero sonó ligera y ágil en los dos primeros movimientos, incluso con un punto de humor en algunos momentos. Hasta que llegaron los dos últimos movimientos, donde se recuperó el ‘pulso Mahler’, con toda la carga emotiva del tercero y la esplendidez sonora del enérgico cuarto, que tuvo su máxima expresión en un finale orquestal apoteósico reforzado con varias trompas a pie. Impresionante e inolvidable. DIARIO Bahía de Cádiz
FICHA DEL CONCIERTO:
XIII Festival de Música Española de Cádiz.
Orquesta Filarmónica de Málaga. Manuel Hernández-Silva, director. Esmeralda Espinosa, mezzosoprano. Programa: Manuel Moreno Buendía (1932) Celtiberia (2009), suite de danzas. Gustav Mahler (1860-1911) Sinfonía nº 1 ‘Titán’ en Re Mayor (1888): Lento / Scherzo / Marcha fúnebre / Tormentoso.
Lugar y día: Gran Teatro Falla de Cádiz, 27 de noviembre de 2015. Asistencia: más de tres cuartos de aforo.
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