CRÍTICA. Solo con los primeros compases en la puesta en escena se sabe que asistimos a un espectáculo de danza singular, de los que dejan huella. Una lámina de agua cubre todo el suelo -un reto con mayúsculas para la organización- y, fundido en ella, yace inmóvil el cuerpo de Paula Quintana. Una mínima luz la distingue en la oscuridad a la izquierda del escenario. Al otro lado, la figura enorme de un meteorito ocupa todo el espacio escénico. Cuerpo humano y asteroide son dos polos de atracción para el espectador durante un buen rato. Luego, poco a poco el público se desentiende de esa mole negra, que durante el espectáculo asciende lentamente en un movimiento imperceptible, hasta desaparecer en lo alto en los compases finales de Las Alegrías en simultaneidad con la invasión controlada de la luz. Meteorito, cuerpo y luz son elementos metafóricos de la poesía líquida escenificada por Paula Quintana. Metáforas que cohabitan con el big-bang de la alegría, que explosiona desde la negritud e informidad absolutas del inicio hasta la epifanía del ser liberado y gozoso en el remate del espectáculo.
Cuerpo asteroidal, agua, luz y música recrean un ambiente cósmico con un propósito darwiniano en el diseño: el cuerpo emergerá de las aguas y alcanzará su objetivo de vida propia y sin amenazas. La enorme roca, un cuerpo sólido y duro de cortantes aristas, representa la amenaza del universo sobre el individuo y el espectáculo es una invocación de la potencia del estar alegre y el poder generador que la alegría representa como actitud vital en todos los ámbitos. Como danza, más bien un cuerpo en leve movimiento, es un trabajo minucioso y mínimo de todo el cuerpo de la bailarina que transita hacia la elevación. El último estadio es fugaz, sólo un momento para paladear la alegría en una manifestación inusual en danza contemporánea y muy cercano al baile flamenco. Mientras tanto, el movimiento se muestra como la lucha del cuerpo contra sí mismo, que se libera de sus cargas emocionales y se inyecta de energía con desesperante lentitud.
Las Alegrías es una pieza muy lenta, hipnótica y kármica que solicita paciencia del espectador en el primer tercio del espectáculo para impregnarse de toda su poesía. La performance mueve también con lentitud el estado de ánimo del público; es inevitable que se contagie con la belleza e intensa emoción que transmite el espectáculo. Es multidimensional y acumula riqueza visual amplificado con nuevos planos: el propio del agua activado con la interacción de la bailarina, el plano modulado por la luz que proyecta cuerpo y meteorito sobre el fondo y el de los efectos del agua también proyectados sobre el fondo.
El final de la obra es la epifanía del triunfo de la alegría. El espacio ya es todo para la bailarina que ha finalizado el proceso de desarraigo y erguido de forma completa. Se manifiesta en la última escena con un taconeo rompedor y exultante, ¡qué mejor lugar que exhibir alegría y baile en Cádiz, con su palo de referencia en el flamenco! DIARIO Bahía de Cádiz
FICHA DEL ESPECTÁCULO:
XIX Festival Cádiz en Danza
‘Las Alegrías’ , de Paula Quintana.
Creación e interpretación, Paula Quintana. Dramaturgia, Javier Cuevas. Espacio sonoro, Óscar Villegas. Luz y espacio escénico, Cube.bz. Meteorito, Tahiche Díaz.
Lugar y día: Sala Central Lechera de Cádiz, 15 de junio de 2021. Asistencia: Lleno (con medidas Covid).