CRÍTICA.
En el principio existían las palabras.
Y la música.
En el exterior del exterior, dios también creó la nada, para que nada pudiera existir en el vacío. Porque el espacio no tiene razón de ser.
Y dotó al universo de movimiento.
Insufló luego alma y armonía al movimiento, porque sin ellas el movimiento es vacío.
Y vio que todo era perfecto.
También creó a un animal con carne de vacío que vistió de hombre.
Creó al hombre como un animal que puede entrar en el vacío.
Con un cráneo de piedra en medio del pensamiento.
Con una lengua de látigo para hablar.
El animal vestido de hombre alcanza el vacío, pero cuando viaja al interior del interior, donde todo está, no encuentra nada. Le falta la palabra.
El hombre de carne de vacío vive en medio de la palabra, pero solo sabe abrir la boca y atacar al mundo con ella.
El hombre de carne de vacío habla, pero no baila.
Cesc Gelabert se llenó de palabras, las colmó de poesía y le dio movimiento.
Cesc Gelabert danza.
Probó a ser hombre de carne de vacío, pero no pudo.
Ni quiso.
Cuando danza, Cesc Gelabert nos deja escuchar las palabras que secretamente habitan en su cuerpo.
Danza la palabra.
Y te llenas de emoción al verlo.
Comprendes entonces que la danza y poesía se llaman “Escrito en el aire”.
Entiendes entonces por qué el mundo es maravillosamente bello.
Y lloras.
Envidia de Stendhal. DIARIO Bahía de Cádiz
FICHA DEL ESPECTÁCULO:
XVIII Festival Cádiz en Danza
‘Escrito en el aire’
Cesc Gelabert.
Coreografía sobre textos de Cesc Gelabert, Valère Novarina y Moisès Maica.
Lugar y día: Teatro de Títeres La tía Norica de Cádiz, 9 de junio. Asistencia: casi lleno.