CRÍTICA. El cineasta venezolano Andrés Duque nos sorprendió en 2016 con un documental apasionante -en cierta forma divertido-, Oleg y las raras artes con el músico ruso Oleg Karavaichuk como protagonista (AQUÍ, la reseña).
En Carelia, internacional con monumento, de nuevo opera en un ambiente eslavo, conectado íntimamente con Rusia. Karelia, una región entre el golfo de Finlandia y el Mar Blanco, ha sufrido frecuentes invasiones, represiones y divisiones administrativas; por eso, los carelios han cincelado un carácter de frontera, resistentes y volcados hacia ellos mismos como forma de protección. El cineasta cuenta que Oleg Karavaichuk le dijo: “Andrés, tú eres carelio”. Puede que sea la razón de que la mirada de Andrés Duque sea empática con los protagonistas de la primera parte de su película, una familia carelia de una aldea remota, que aún practica rituales shamánicos.
Andrés Duque establece una estructura circular para enmarcar el tema central del documental. Esa zona central resulta ser el verdadero leit-motiv de la película, la razón de ser del documental: el recuerdo de miles de carelios asesinados por los invasores, a quienes dedica el documental como denuncia y monumento a su memoria. Andrés Duque inicia la película con una lectura apasionada del padre de la familia Pankrat’ev, quien expone las impresionantes matanzas de las tropas de Pedro I El Grande, y lo finaliza con el seguimiento del caso Yuri Dmitriev, historiador que encontró numerosas fosas comunes de la la Segunda Guerra Mundial. Dentro de esa estructura circular, fluyen temas conexos por debajo de la simple mirada al día a día de la famila Pankrat’ev, todo planteado en forma bipolar: Fantasía y realidad; lo que se ve y lo que está oculto; historia y propaganda; Naturaleza y urbanismo; religión y ateísmo; división de la película en dos partes, que señalan lo antiguo y moderno de la misma historia…
En Carelia, internacional con monumento nos damos de cara con un documental bifocal en muchos aspectos, con dos puntos de referencia en cada plano temático que aborda. Una escena aparentemente inocua redunda en esa idea: los chicos de la familia andan sobre el camino trazado por una espiral; al recorrer la espiral una zona del camino mira a un lado y la zona adyacente mira en sentido opuesto, aunque el trazado tiene un punto de convergencia: el genocidio que han padecido los carelios.
En el díptico temático, Yuri Dmitriev señala sin dudar a Rusia. Si en el primer relato describe el exterminio de carelios por parte de las tropas de Pedro el Grande, en la segunda tabla del díptico apunta al dictador Stalin como autor de la purga o genocidio en la Segunda Guerra Mundial y años sucesivos. Actualmente Rusia pretende reescribir la historia y quiere tapar a toda costa cualquier imagen que pueda ser negativa para el país, afirma Andrés Duque.
El texto del rótulo final marca definitivamente las pretensiones del cineasta con este documental y su criterio para juzgar los hechos: “El presidente Vladimir Putin creó la Sociedad Histórico Militar, en diciembre de 2012 para consolidar las fuerzas del Estado y de la sociedad en el estudio del pasado ruso (…) En enero de 2017 un récord de un 46% de ciudadanos rusos ven a Stalin bajo una luz positiva”. DIARIO Bahía de Cádiz
FICHA DE LA PROYECCIÓN
Alcances 2019. Festival de Cine Documental de Cádiz
Sección Oficial (largometraje)
Carelia, internacional con monumento. (2019, 90 min). Dirección, fotografía y guion: Andrés Duque.
Lugar y día: Teatro La Tía Norica de Cádiz, 28 de septiembre.