CRÍTICA. Valdeorras, sus viñedos, su vino… La mirada de la cineasta es un homenaje a su tierra, aunque el punto de partida sea la comprobación de los numerosos nacimientos habidos en el lugar a los nueve meses exactos después de la vendimia. Es una información que no se explicita en la película, pero que conocida da pleno sentido al andamiaje fílmico.
“Lo bueno, si breve, dos veces bueno”. A esa máxima parece atenerse el contenido estrictamente documental. La demostración de cómo se formaba el molicro, o saco de apoyo de los cestos de uva sobre el cuello en la vendimia, la canción alusiva a los paseos de los hombres al río para encuentros, pagados, con mujeres, son escasos ejemplos de la recuperación de la memoria de los breves episodios de la recogida de la uva.
Los trabajos en la viña también aluden a esa brevedad explosiva y creadora. Después de la vendimia, queda poco que hacer en los viñedos: poda para descargar ramas, dar sulfato en primavera y… esperar al momento de esplendor de la recolecta del fruto. Lo explica con parsimonia un avejentado agricultor que aún se mantiene activo sin querer perder tiempo pasando el día sentado en un bar. Tras la vendimia, la celebración festiva, en clave de íntima orgía, gobernados los sentidos por Dioniso, dios de la vendimia y del vino -el dios Baco romano-, al que se alude en una onírica escena y en la toma de una inscripción latina impropiamente encontrada en lugar sagrado. Como consecuencia de las fiestas bacanales y del embriagador empuje del vino, la cineasta capta el reconocimiento documental de que la forma de acomodarse vendimiadores de ambos sexos, muchas veces en pajares, tenía como consecuencia el brote de los hijos de la vid.
El espectador termina satisfecho tras el visionado de la película, fundamentalmente porque la historia narrada se envuelve con un envoltorio cálido, espectacular y estéticamente sensible.
La fotografía acude a la imitación de celuloides antiguos para ambientar la remembranza de recuerdos en tiempos pasados, unos tiempos dorados para los vendimiadores que acudían en masa a las tierras de Valdeorras. Los tonos dorados, ocres terrosos del terreno y el rojo intenso de las hojas muertas contrastan con el fondo verdoso de bosques en las tomas generales, paisajísticas, de factura esencialmente artística, que abundan en la película como fases de complemento narrativo. Los planos de transición, muestras de paisajes abstractos de gran belleza, enriquecen aún más el trabajo y avalan la categoría del responsable de la fotografía. DIARIO Bahía de Cádiz
FICHA DE LA PROYECCIÓN:
Alcances 2018. Festival de Cine Documental de Cádiz
Sección Oficial (largometraje)
‘Os fillos da vide’
Dirección: Ana Domínguez / Producción: Ana Domínguez / Guión: Ana Domínguez / Pais: España / Año: 2017 / Duración: 70 min. / Fotografía: Ángel Rueda / Montaje: Ana Domínguez, Ángel Rueda