CRÍTICA. Nombrar leyenda del tiempo es nombrar Camarón. Una leyenda. Al hilo de esa leyenda, el cineasta Isaki Lacuesta vivió personalmente en San Fernando la atracción que ejerce Camarón sobre innumerables aficionados del flamenco o sus admiradores: De ahí surgió La leyenda del tiempo un documental elaborado sobre la contraposición de dos actitudes vitales en dos personajes antitéticos: Isra, el adolescente gitano que no quiere cantar –a pesar de tener cualidades sobradas-, y Makiko, una enfermera japonesa que adora la música de Camarón y quiere cantar como él.
La primera parte de la película (La voz de Isra) enfoca su mirada sobre Isra, un chico gitano nacido en La Isla el mismo año de la muerte del Camarón. Isra está marcado por la pérdida de su padre, que no puede sustituir su hermano mayor, Cheíto, con una discapacidad psíquica que infantiliza sus comportamientos de hombretón cuajado; debido al duelo, Isra ya no quiere cantar, a pesar de sus cualidades, que su abuelo, canastero, considera de futuro gran maestro. Pero Isra está en otra onda, en el tonteo con chicas –un disfrute contemplar el juego del disimulo de la atracción mutua que se ejercen Saray y él- y en tontear con los peligros de las malas compañías, cuestión que brevemente se apunta en el film.
El relato de la primera parte, con Isra como protagonista, se desarrolla principalmente en exteriores, entre salinas, esteros, caños, rutas escondidas en el extrarradio de la ciudad y casas de latas, que recuerdan, de alguna forma, la libertad-marginación de una forma de vivir que tiende a fenecer. El tono de indeterminación y ambigüedad del propósito del relato -hilachas sueltas que apuntan a todo y a nada-, se mezcla con la valiosa naturalidad de la actuación ante las cámaras de Isra y Saray y con las realistas improvisaciones de los diálogos entre los jóvenes. La cara mostrada por ellos es siempre amable y bonita, en contraste con la crudeza ambiental y los escasos recursos que poseen, si bien apuntan hacia la inconformidad con el destino prefijado por los mayores.
En el polo opuesto, la historia de Makiko se define con nitidez, marcada por un guion más propenso a la reflexión y al descubrimiento de las razones personales por las que se optan al abandono de familia, seguridad y empleo para intentar realizar un sueño: Makiko deja su trabajo como enfermera y emprende un viaje a San Fernando guiada por su deseo de aprender a cantar como Camarón. Como elemento de conexión con la historia de Isra y como oponente reflexivo de Makiko, el japonés Joji -último pescador japonés de atunes en las almadrabas gaditanas, que termina desembarcado ahí, decidido a echar el ancla en tierras gaditanas- no tiene nada más que el recuerdo de su familia, con la que ha cortado todos los lazos.
En contraposición con el tono de la primera parte, el relato en la segunda (La voz de Makiko) mira hacia adentro de las personas; se desarrolla en interiores y abundan los primeros planos, atendiendo la contenida emoción que transmite la joven japonesa en su viaje tras la huella del Camarón. Makiko quiere entender las letras de sus canciones, sentirlas y, si puede, cantar como él para sentirlas aún msás. Se alía con ella en esa tarea el hermano mayor del Camarón, consciente de la magnitud de la empresa –imposible, en su interior-. Una opción que amplía la conexión con el gran cantaor isleño, pero que tiene un solo defecto: la frialdad de su reacción frente a las lágrimas de Makiko anunciándole la muerte de su padre. Una lástima, porque empaña una escena realmente hermosa. En el relato de la historia de Makiko, el cineasta añade tópicos –carnaval, tablaos, playa- bien imbricados en la historia, que parecen licencias para prolongar y dar pausa al continuum emocional que transmite la dulce y entrañable Makiko, incluso en las notas cómicas que adornan su integración en San Fernando.
La leyenda del tiempo es documental que maneja registros emocionales diferentes en las dos voces, Isra y Makiko; o viceversa, es una película vitalista y emocionante, que merece la pena ver para documentar, de otra manera, a Camarón como leyenda. DIARIO Bahía de Cádiz
FICHA:
Alcances, Festival de cine documental de Cádiz.
Sección: 10 Años no es nada.
‘La leyenda del tiempo’ (2006, 115 min, Caracola de Alcances al mejor largometraje en 2006). Isaki Lacuesta, dirección y guión. Diego Dussuel, fotografía. Domi Parra, montaje, Amanda Villavieja, sonido. Actores principales: Israel Gómez Romero, (Isra), Francisco José Gómez Romero (Cheíto) Saray Gómez Romero (Saray), Makiko Matsumura (Makiko) Soichi Yukumune (Joji), Jesús Monje “Pijote” (profesor de canto).
Lugar y día: Cádiz, Multicines El Centro, domingo día 6 de setiembre, 17 h.