CRÍTICA. Manu Trillo abordó hace unos años este trabajo documental sobre las corchas en los parajes naturales situados en las dos orillas del Estrecho de Gibraltar. Cinco años, según sus palabras. Resulta curioso y admirable cómo el realizador ha crecido como cineasta y con la misma temática, también con la base de su material primigenio, elabora ahora un producto maduro y completo.
De su primera fase, surgió el documental ‘Nosotros, los hombres del corcho’, del que juzgué, quizá con dureza, que su valor residía en: “desvelar la vida de los trabajadores en la misma tarea del descorche de los alcornocales, una tarea que se mantiene invariable desde hace muchos años, posiblemente desde siglos atrás. El problema, desde el punto de vista cinematográfico, es que no existe hilo conductor más allá de la mera huella cinematográfica de las labores realizadas en ambos lados del Estrecho. A mi juicio, insuficiente para mantener el interés del espectador durante una hora”.
Resulta curioso y admirable cómo el realizador ha crecido como cineasta y con la misma temática, también con la base de su material primigenio, elabora ahora un producto maduro y completo. Una cinta que atrae porque la perspectiva no es sólo descriptiva, sino que avanza en la revelación de los cambios en el modus vivendi de los hombres del corcho y en las motivaciones de los protagonistas. En el lado andaluz, el documental es el registro del impulso que estimula a Germán para mantenerse fiel al campo, donde nació y se crió, pero del que reniega por su extrema dureza. Es también la exposición de los motivos del retorno a la corcha de quienes abandonaron su trabajo como corchero en el Parque Natural de los Alcornocales para ganar más dinero como albañiles, en el momento álgido del boom inmobiliario.
El cineasta revisita de nuevo la forma en que desarrollan ambos grupos los quehaceres en sus respectivos países, y en la primera fase del documental destaca sus reflexiones sobre el trabajo en el campo y porqué los jóvenes prefieren irse a la ciudad. Focaliza y personaliza el documental en Germán y Driss, capataces corcheros de cada lado del Estrecho, que son portavoces también de los sentimientos que produce en los hombres del campo el abandono que observan en las fincas que constituyen los parajes naturales donde realizan sus trabajos, sobre todo en el Sur de España.
Añade luego Manu Trillo en este documento el registro de las reacciones y comentarios de los corcheros cuando analizan la forma de trabajar, el atuendo y las herramientas de los del “otro lado”. Una fase que vive el espectador con simpatía y regocijo; que se disfruta por las ocurrencias que tienen los corcheros sobre “los otros”. Finalmente, el encuentro de ambos grupos en Chaouen en una jornada de convivencia e intercambios, sirve para constatar que las similitudes son más palpables y numerosas que las diferencias. “Somos los mismos. Humanos”, afirma Driss hacia el final del mediometraje.
Manu Trillo dosifica con equilibrio y sentido cinematográfico todos los recursos que despliega en su realización, en la que destaca la cuidada fotografía –él se reconoce como fotógrafo y aprendiz de cineasta-, el ritmo sostenido y sin fluctuaciones, la vitalidad y frescura del sonido en directo y el conmovedor fondo musical, sobre todo el último. Un meritorio trabajo que finaliza con los antológicos créditos de cierre. DIARIO Bahía de Cádiz
FICHA:
Alcances 46ª Edición de la Muestra Cinematográfica del Atlántico.
Programa Sección Oficial.
Quivir (2014, 58 min.) Dirección, producción y fotografía: Manu Trillo. Guión: Manutrillo y Agustín Coca. Montaje: Mercedes Cantero. Sonido: Carlos Pérez Valero. Idioma: VOS.
Lugar y día de exhibición: Cádiz, 9 de setiembre de 2014.