‘Namor: en las profundidades’: una historia de terror submarino

Hoy hablamos de un cómic de Namor, el hombre submarino. Para muchos este nombre resultará una incógnita, ya que se trata de un personaje que, pese a su antigüedad, nunca ha protagonizado una historia realmente memorable ni ha encontrado su sitio en el Olimpo de los personajes de Marvel Comics. Así que empecemos por el principio: ¿quién es Namor?

Namor, también llamado El Hijo Vengador, Príncipe de Atlantis, es el personaje más antiguo de Marvel… ya que de hecho fue creado antes de que Marvel existiera. Namor nace en 1939 de la mano de Bill Everett, para la editorial Timely Comics, que muchos años después se convertiría en la Marvel Comics.

Namor, el Capitán América y la Antorcha Humana (no confundir con Johnny Storm, la Antorcha Humana de los Cuatro Fantásticos, este es otro personaje) eran los personajes más famosos de la Timely. Tras la entrada de los USA en la Segunda Guerra Mundial, estos tres personajes se aliarían en las páginas de sus cómics para combatir contra Hitler.

Tras el fin de la guerra estos personajes (como muchos otros) cayeron en el olvido, dando por terminada la golden age de los cómics.

El personaje fue recuperado años después por Stan Lee y Jack Kirby, que con Los Cuatro Fantásticos hacían resurgir al género, en lo que sería llamada la silver age de los cómics. Su regreso tuvo lugar en el número 4 de dicha publicación, y para justificar la ausencia editorial se adujo que había perdido la memoria y que creía ser un vagabundo en los barrios bajos, hasta que la Antorcha Humana (esta vez sí, Johnny Storm, el de Los Cuatro Fantásticos) lo encontró y tras reconocerlo lo arrojó al mar, recuperando así su memoria y su poder.

Namor volvió a su hogar pero encontró Atlantis destruida y echó la culpa a los humanos, por lo que atacó New York y fue detenido por Los Cuatro Fantásticos, empezando su carrera de villano o más bien antihéroe (el primero antes la llegada de otros más conocidos en la actualidad, como The Punisher o Wolverine), ya que pese a su guerra declarada contra la humanidad siempre quedó claro que motivos no le faltaban, y que en el fondo era un héroe llevado al otro lado de la ley por las circunstancias. Además, Stan Lee y Jack Kirby siempre supieron dotar al personaje de una nobleza que hizo que se ganase el favor del público. Namor fue también responsable de la reintroducción del Capitán América en el Universo Marvel, al arrojar al mar un trozo de hielo dentro del cual se encontraba el Capitán América, congelado desde la Segunda Guerra Mundial.

Desde entonces han sido muchos los intentos de llevarlo a primera línea de popularidad, tanto en historias grupales como en solitario. Ni siquiera la mano de grandes del cómic como John Byrne han logrado ganarse el favor del público.

¿Y qué aporta de nuevo este cómic?

Y ahora llega el turno de ‘Namor: en las profundidades’, escrito por Peter Milligan e ilustrado por Esad Ribic, publicada originalmente en los USA en cinco entregas entre noviembre de 2008 y mayo de 2009. ¿Y qué aporta de nuevo este cómic? En una palabra: Terror.

La trama se sitúa en los años 50 (antes de que se revelara públicamente la existencia de Namor), cuando el Doctor Randolph, un científico escéptico con una cruzada particular por acabar con las supersticiones y supercherías, y al que la prensa apoda ‘El Gran Desacreditador’, que se embarca en una expedición en busca de Atlantis a bordo del submarino Platón.

La historia juega con el ambiente opresivo y claustrofóbico de un submarino que se mueve en la oscuridad de las profundas fosas oceánicas, donde se nos presenta a Namor como una superstición marinera, el protector de Atlantis, un monstruo humanoide que habita bajo la superficie, un terror submarino muy al estilo de Lovecraft.

Milligan construye una historia de terror psicológico que recuerda a películas como ‘Abyss’ de James Cameron, ‘La Cosa’ de John Carpenter o ‘Alien: El octavo pasajero’ de Riddley Scott, o incluso al episodio del Demeter en la novela ‘Drácula’ de Bram Stoker, pero con un punto de aventura pulp por esa búsqueda de civilizaciones perdidas y seres mitológicos.

Y este ambiente asfixiante no sería posible sin el arte del dibujante croata Esad Ribic, que con su estilo fotorrealista nos sumerge (nunca mejor dicho) en esta aventura de horror y locura, con un Namor dibujado como un ser fantasmal, pálido, casi como un vampiro, tal y como lo verían los marineros del Platón para los que Namor es un ser sobrenatural, ancestral y malvado.

En resumen, un cómic que quizás no sea esa historia que Namor estaba esperando para llegar al gran público, pero que sin duda presenta un relato muy disfrutable, diferente y sobre todo sorprendente. Una pequeña joya de esas que con el paso del tiempo se acaban convirtiendo en cómic de culto. DIARIO Bahía de Cádiz José Manuel Puyana