Dicen que “trabajo llama a trabajo”, y en el caso de El Torres, “calidad llama a calidad”. Es impresionante el nivel que presenta este guionista en su obra y con los monstruos que se rodea para llevarla a cabo. En esta ocasión nos presenta una novela negra, de crímenes con un leve toque sobrenatural, pero la obra es más esotérica que fantástica, cargada de humanidad donde Barcelona nos parece más pequeña que nunca, por cómo se cruzan los protagonistas y como la encoge la maldad humana.
Toñi es una cajera de supermercado que se gana la vida honradamente, mientras su hija permanece en el pueblo, una mujer normal, cargada de soledad y responsabilidad. Cuando sale del trabajo evita que un anciano sea atropellado, ella acabará en el hospital y envuelta en una trama de asesinatos donde la figura de Gaudí resulta omnipresente. Mientras la policía, recurre a Jaime Calvo un inspector que se encontraba en excedencia y que no tiene precisamente la simpatía de sus compañeros, pero es el único con capacidad de pringarse a contrarreloj contra este asesino en serie antes de que la prensa monte su circo mediático.
Del guión del El Torres me gustaría destacar dos puntos: el primero, el estudio de la obra de Gaudí. Hace una descripción variada, dependiendo del protagonista que hable, la sencilla Toñi o gente más ilustrada como el Sr. Montull o Ricard. Da igual la forma en que se expresen, en todas vemos admiración a la obra del genio.
El otro punto que me ha cautivado es la riqueza de personajes, tan variopintos, de distintos escalafones, no todos tienen diálogo, pero todos dicen mucho. La escena de los turistas es brutal, ese pasar por las ciudades “por qué hay que ir” y no empaparse de ellas; los buitres de la televisión, perfectamente identificables, aprovechándose de los crímenes para obtener audiencia; las victimas camufladas hábilmente; pero me parece que el guionista se ha cargado a más de uno que conocemos, una fauna española que podemos ver a diario.
El dibujo merece un punto y aparte, la mano ‘Cartoon’ de Jesús es poderosa, diseños exagerados en sus proporciones, pero con la dificilísima cualidad de no caer en la caricatura. Son personajes cargados de personalidad, pero nunca grotescos. Su estilo ayuda a la trasmisión de sentimientos, hace que rápidamente cobren vida y nos sintamos ante una obra fluida. No se puede hablar sobre el aspecto artístico sin mencionar el tremendo trabajo de plasmar la arquitectura que ha tenido que efectuar, los edificios son perfectamente identificables, aquí el estilo de Jesús logra que pese a que los fondo son para quedarse contemplándolos, no nos distraigamos y sigamos con lo que importa que son los protagonistas.
Un magnifico tebeo, que sin ser un estudioso de Gaudí me ha encantado. Envidio a los barceloneses y admiradores del arquitecto ya que lo habrán disfrutado el doble. DIARIO Bahía de Cádiz Manuel Santamaría Barrios
‘El fantasma de Gaudí’
Guión: El Torres
Dibujo: Jesús Alonso Iglesias
Publicado originalmente por Dibbuks. Septiembre de 2015