Avanza la construcción del apeadero de autobuses de Chiclana, obra demandada durante años e igualmente demorada. Las labores para la instalación de la estructura metálica y el forjado del nuevo edificio modular han comenzado esta semana, una vez finalizadas las tareas de cimentación en este espacio en la calle Paciano del Barco, frente al campo de fútbol y en la margen derecha del río Iro, y que se levanta con fondos del proyecto del tranvía metropolitano.
Gran parte de los trabajos de la estructura metálica se han desarrollado en las instalaciones de una empresa especializada de la misma Chiclana, de tal forma que en las próximas semanas se prevé el transporte y colocación de las diferentes partes en la zona de obras, que actualmente presenta un nivel de ejecución del 35%.
Por otro lado, según se ha informado a DIARIO Bahía de Cádiz, continúan las tareas en la playa de dársenas, donde se han empezado a cajear los andenes en forma de dientes de sierra, mientras se avanza en la construcción de los accesos a esta futura estación de autobuses.
La construcción de este apeadero busca mejorar considerablemente el servicio a los pasajeros de los autobuses interurbanos, con un edificio particularmente funcional, sencillo y de escaso impacto en su entorno. Reemplazará a las marquesinas y módulos prefabricados que desde 2015 formaron el equipamiento provisional como parada principal de los autobuses, antes localizada en la plaza de Andalucía; una reubicación obligada por los trabajos del tranvía.
Tras años demandándose, al fin se proyectó y licitó la obra, y a mediados de mayo se anunciaba la adjudicación: la empresa Odisa se encarga de levantar esta modesta infraestructura por algo más de 235.000 euros y un plazo de ejecución de cinco meses. Entonces se decía que se esperaba que los trabajos comenzaran en la primera quincena de junio. Pero no fue hasta el remate de julio cuando la consejería de Fomento y Vivienda de la Junta de Andalucía confirmó el inicio de los mismos, aunque no fueron visibles hasta septiembre; además en ese mes se trasladó la parada provisional a la zona de enfrente, para seguir prestando servicio desde el espacio habilitado junto al campo de fútbol.
El edificio tendrá planta rectangular de 13,5 x 6 metros aproximadamente y una sola altura, de manera que “no agrede el entorno urbano en esta margen derecha del río Iro”. Esta permeabilidad con el entorno se consigue a partir de un cerramiento prácticamente acristalado en todo su perímetro, que se encuentra protegido mediante lamas verticales y horizontales, según la orientación de las fachadas. Se consigue de esta forma la protección del sol, sin disminuir el carácter diáfano del espacio.
La idea, se subraya, está orientada a crear un espacio cubierto, pero transparente, dotado de un diseño sencillo y fácil de identificar como apeadero, de similares características al apeadero construido en San Fernando (levantado hace ya muchos meses, y que sigue cerrado y sin uso). Además, se distribuirán seis dársenas, en forma de dientes de sierra.