Un Teatro Moderno lleno acogió este sábado 11 el acto institucional de distinción de Hijo Predilecto de Chiclana a título póstumo al empresario local José Antonio González Morales, fallecido en marzo del pasado año; distinción aprobada por unanimidad el pasado mes de julio en pleno como reconocimiento a labor de González en el ámbito empresarial, cultural, deportivo y social de la ciudad.
El alcalde, José María Román, presidió el acto junto al vicepresidente de la Junta de Andalucía y exalcalde, Manuel Jiménez Barrios, y el subdelegado del Gobierno en Cádiz, Agustín Muñoz. Entre otros, estuvieron presentes miembros de la Corporación, familiares, amigos y representantes del sector empresarial de Chiclana, la provincia de Cádiz y Andalucía.
Durante el evento se sucedieron los discursos institucionales del alcalde –dijo del homenajeado que fue “el albañil que levantó Chiclana”-, el vicepresidente de la Junta, el subdelegado –apuntó que “no era un hombre de 10 sino de 11”-, el portavoz de la familia González Saucedo, su hijo Miguel González –quien agradeció a todos los que han hecho posible “que mi padre sea profeta en su tierra”-, y el colaborador de Alcaldía para la elaboración del expediente, José Luis Aragón Panés.
“UN HOMBRE HECHO A SÍ MISMO”
Nacido en Chiclana en 1930, José Antonio González Morales fue un hombre singular, hecho a sí mismo y que supo aprovechar su experiencia vital para compartir con sus conciudadanos conocimiento y saber. Y de su trabajo, compartir beneficios, exponen desde el Ayuntamiento en la reseña biográfica remitida a DIARIO Bahía de Cádiz.
De familia humilde, su primera infancia transcurre como cualquier niño de su edad durante esa época. Tras la Guerra Civil llega la dura y última etapa de su infancia cargada de necesidades en una familia extensa. Así, con tan solo doce años abandona el colegio anticipadamente para acudir a las puertas del trabajo de los hombres; un niño, que comienza como peón en la construcción y que en los siguientes años, se convertirá, al final de su adolescencia, en oficial de albañil y ferrallista.
Al cumplir los veinte años, su padre enferma gravemente y fallece. Entonces, José Antonio se responsabiliza económicamente de la familia. Incluso, ese mismo año, cuando es llamado a filas, seguirá trabajando en sus horas y días libres para poder seguir contribuyendo a la manutención de ella durante ese período. Y vuelto a la vida civil, se ocupa de diversos trabajos y pronto se convirtió en un buen referente de la construcción chiclanera. Su actividad se desarrolla en distintos puntos del municipio y iba en aumento. Este incremento constante de faenas y tareas le lleva a crear su primera empresa ya entrados los años los 50, ‘Construcciones González’, que en los siguientes años alcanzaría la cifra de 300 trabajadores.
Por otro lado, contrae matrimonio con Juana Saucedo Frontado en 1957. Fruto del amor y del cariño matrimonial, pocos años después, formarían una gran familia. Nueve fueron los hijos que nacieron en el hogar de la calle García Gutiérrez y ocho los que crecieron en ella.
Profesionalmente, antes de llegar a los treinta años de edad, alcanza el éxito consiguiendo prestigio y fama como constructor. Y en 1965, junto con varios socios, amplía sus actividades empresariales en la elaboración de vigas prensadas prefabricadas, mientras que Construcciones González iba cerrando su vida industrial.
A principios de los 70, José Antonio González propone a sus socios ampliar la fábrica y les plantea comprarles las acciones y seguir él solo con el proyecto. La crisis del petróleo de 1973 le va a dar una nueva oportunidad, pero para ello se verá obligado a contar con la ayuda de sus hijos mayores, Miguel y Agustín, sacrificando para ello sus estudios universitarios. El esfuerzo merecerá la pena, pues unos años después la empresa comenzará a producir beneficios, convirtiéndose así en la primera fábrica de vigas prefabricadas de la provincia de Cádiz.
En 1980, aumenta la plantilla de trabajadores y comienza la comercialización de otros productos en hormigón, así como artículos relacionados con la construcción. Desde esa posición, tres años más tarde, José Antonio se propuso conseguir el mecenazgo, dirigido a los habitantes de esta ciudad donde destaca su gran labor social y cultural. Así, la Fundación Vipren, que en un principio apoyó al ciclismo y luego al deporte en general, ampliaba su patrocinio en tan solo unos años al mundo de las letras y de las artes.
En octubre de 1987, como persona referente del mundo empresarial en la ciudad, el Ayuntamiento le solicita su experiencia para formar parte de la creación de la empresa municipal Emsisa convirtiéndose en consejero, cargo que ostentaría cerca de 25 años. Al año siguiente, nace la Asociación de Empresarios de Chiclana y él será uno de los hombres que formen la primera directiva, llegando a la presidencia en 1990. En ese mismo año, José Antonio crea el grupo empresarial familiar, en el que, además de la fábrica, tienen cabida la agricultura, la ganadería, la piscicultura y los sectores de servicios e inmobiliario. Durante este tiempo, el Grupo Vipren recibe importantes reconocimientos institucionales y empresariales por parte del Club Marketing de Cádiz, la Diputación provincial y la Junta de Andalucía.
Antes de finalizar el siglo tiene lugar la tercera ampliación de la fábrica, optando por las últimas tecnologías y la robotización de la fábrica. En diciembre de 1999, José Antonio recibe, dentro de los actos conmemorativos del Día de la Constitución de 1978, la Insignia de Oro de la ciudad.
Cuando se acercó su vejez, supo llevarla con moderación y prudencia. Aún así y, ya enfermo, siguió representando a los ciudadanos en el Consejo de Emsisa. Y no por ello descuidaba su labor solidaria atendiendo a diversas ONG, Cruz Roja, Asociación Española Contra el Cáncer, Asociación de Reyes Magos, Colegio La Salle San José y San Telmo. Asimismo, colaboró con otras instituciones de carácter religioso-socio-cultural como el Consejo Local de Hermandades y Cofradías, la Asociación Filatélica Chiclanera ‘Oda’ y el Ateneo Científico, Literario y Artístico de Chiclana, entre otras.
Al llegar la crisis-estafa de estos años, la empresa comienza a sentir los efectos, sobre todo a partir de 2010. José Antonio, enfermo y cansado, apoya las decisiones que expertos han dictaminado para intentar mantener a flote la fábrica. Habrán de pasar los duros años de la crisis antes de que se resuelvan todos los conflictos adheridos a ella.
Casi al final de su vida, el Gobierno de España le otorga en noviembre de 2011, la medalla de Oro al Mérito en el Trabajo. José Antonio González Morales fallece el 19 de marzo de 2016.