El Ayuntamiento de Chiclana y Primitivo Collantes han llegado a un acuerdo por el que esta empresa cede el uso temporal de la parcela de 225 m2 de suelo pertenecientes a la plaza de Las Bodegas, para que sea destinada a la instalación de un jardín que sirva de configuración exterior y estética de la fachada lateral del futuro Museo del Vino y de la Sal, cuya obra prácticamente está acabada. Por delante quedará la segunda fase, para la que hay que buscar financiación, que se centrará en la adaptación museológica y en la intervención en la fachada principal.
El Ayuntamiento de Chiclana y la empresa Primitivo Collantes han llegado a un acuerdo por el que la citada entidad cede el uso temporal de la parcela de 225 metros cuadrados de suelo pertenecientes a la parcela de 1.216 m2 situada en la plaza de Las Bodegas, para que sea destinada a la instalación de un jardín que sirva de configuración exterior y estética de la fachada lateral del futuro Museo del Vino y de la Sal.
Con la instalación de este Jardín de Vides finalizará la fase de las obras del museo, un proyecto que “ampliará la oferta cultural de la ciudad, algo muy beneficioso para el turismo y la creación de riqueza y empleo”, interpreta el concejal de Fomento, José Manuel Lechuga, al tiempo que ha destacado el importante trabajo de restauración que se ha llevado a cabo en este edificio.
Los trabajos del jardín comenzarán en un par de semanas y podrían estar listos en el mes de noviembre. En concreto, consisten en el derribo de un muro y en la plantación de un jardín de viñas. Además, se va retirar una báscula antigua que ya está en desuso, “lo que supondrá unas labores complejas”.
Estas obras del Museo del Vino y la Sal han supuesto una treintena de puestos de trabajo “para los chiclaneros”, gracias al acuerdo alcanzado con la empresa concesionaria de estas obras para dar prioridad a las firmas locales. De esta forma, han intervenido cinco pymes, que han desarrollado trabajos de albañilería, instalación eléctrica, fontanería, suministro de hormigón y grúas y transportes.
Ya se ha finalizando la construcción de la cubierta y la colocación de la carpintería y los cristales en las ventanas. Además, ya se han instalado las puertas y se ha realizado la instalación de fontanería. Por otro lado, se ha llevado a cabo un importante trabajo de restauración en las vigas originales del antiguo edificio, “fruto del interés municipal por preservar y poner en valor el patrimonio chiclanero y la identidad de esta antigua bodega”, insisten desde el Consistorio en una nota remitida a DIARIO Bahía de Cádiz.
Así, en lugar de demoler la cubierta y colocar una nueva, se ha optado por un trabajo “mucho más laborioso”, que ha consistido en desmontar y rehabilitar todas las cerchas originales y todos los herrajes antiguos. Cada una ha sido desmontada y sometida a un tratamiento de limpieza por chorro de sílice. Posteriormente, han sido tratadas químicamente, y barnizadas. Lo mismo se ha hecho con todos los herrajes originales. Finalmente, se han vuelto a montar una a una, devolviendo la cubierta de la bodega a su estado original.
Dentro de estos trabajos hay que realizar una serie de mejoras para potenciar la iluminación de las instalaciones, así como llevar a cabo la adaptación de las oficinas.
HAY QUE BUSCAR FINANCIACIÓN PARA LA PRÓXIMA FASE
La segunda fase del Museo del Vino y la Sal se centrará en la adaptación museológica, es decir, la adecuación de las salas. Además, en esta etapa se contempla también la intervención en la fachada principal, según el diseño aprobado.
Lechuga ha asegurado en esta línea que “se están llevando a cabo negociaciones para conseguir la financiación necesaria para ejecutar esta segunda fase”. Mientras tanto, “una vez que las obras finalicen, este espacio se destinará a la celebración de actos culturales”.
El importe total de la obra del museo –sin contar con lo que queda- asciende a 441.000 euros y, se insiste, “permitirá dotar a la ciudad de un nuevo espacio cultural multiusos en pleno centro, además de contribuir a la recuperación del patrimonio”, respetando la fisonomía de este edificio de carácter bodeguero, “con lo que se posibilita dar a conocer la riqueza natural, comercial y etnográfica de dos actividades como la vitivinícola y la explotación salinera”.
Según recoge el proyecto, confeccionado por los técnicos de Vías y Obras, la planta interior dispone de diferentes espacios, con una superficie útil de 941,66 metros cuadrados totales. De ellos, 567,09 estarán dedicados a sala de exposiciones, y otros 90,22 metros cuadrados, a una sala multidisciplinar. Además, están proyectados una sala de acceso de 81,23 metros cuadrados; un distribuidor, con 69,37 metros cuadrados; un taller de 39,89 metros cuadrados; así como un local de 78,73 metros cuadrados y una zona de aseos de 15,13 metros cuadrados de superficie.