Con la voluntad de “volcar la mirada sobre el río”, el Ayuntamiento de Chiclana acaba de inaugurar la Ruta histórica y natural del río Iro; iniciativa conformada por siete estaciones informativas que lo abordan desde una perspectiva histórica, económica y natural: el río y su relación con la llegada de los fenicios, el Iro como vía de comunicación marítima con la Bahía de Cádiz, el río por su tramo urbano, los esteros, el pescado, las salinas, las mareas y la vegetación del curso.
El itinerario comienza en la avenida de los Reyes Católicos, frente a la Torre Mirador, continúa por la Alameda y la calle Iro para cruzar por la pasarela peatonal, proseguir por La Banda y terminar en la Gran Plaza. “Un trayecto de un kilómetro y medio a pie que se puede completar en una hora leyendo los carteles”, se resalta en el comunicado remitido a DIARIO Bahía de Cádiz.
Los paneles de la nueva Ruta cuentan con códigos QR que enlazan con la traducción de la información al inglés, al francés, y al alemán. Este trabajo es fruto de la colaboración entre el Ayuntamiento y el Grupo Iro XXI, con la contribución especial de Pedro Leal con las imágenes, las ilustraciones de Díaz de la Torre y los textos de Ángel Gil.
Y tiene como precedente una señalización informativa sobre el río que atraviesa el casco urbano que se instaló hace más de una década, en 2011, que se encontraba muy deteriorada. Los nuevos paneles cuentan con un diseño renovado, ilustraciones y datos actualizados.
“CONTAR LO MEJOR POSIBLE LO QUE EL RÍO DA”
En la presentación de la Ruta, el alcalde José María Román ha destacado que este trabajo es fruto del interés del equipo de Gobierno de PSOE e IU por “volcar la mirada sobre el río Iro”, recordando que el río estaba asociado al espacio al que se vertía, “pero es un lugar de vida, de comunicación y de origen de la ciudad, siendo un espacio al que se le tiene mucho cariño”.
Así, para potenciar dicho “afecto”, se ha cambiado y modificado la cartelería, tratándose de siete ubicaciones de información, “con el objetivo de contar lo mejor posible lo que el río da”, ha reseñado el primer edil del PSOE, incidiendo en el hecho de que el Iro forma una parte importante dentro de la historia de Chiclana.
Por su lado, Ángel Gil, presidente del Grupo Iro XXI, ha explicado que el objetivo de la nueva cartelería es dar una información básica a la ciudadanía y a todos los visitantes, sobre las mareas, la fauna, la vegetación, así como de la relación histórica del río y la ciudad, “porque ambos han sido una unidad durante gran parte de la historia”.
LA RUTA EN SIETE ‘MIRADORES’
El Iro, origen de Chiclana
La nueva Torre Mirador simboliza el lugar elegido por los navegantes fenicios como asentamiento en la costa porque hasta este punto llegaba la ribera del mar y aquí desembocaba el río Iro, entre dos elevaciones que resguardaban una amplia ensenada. En este panel se cuenta que este promontorio estratégico en la desembocadura del río sería el origen histórico de Chiclana. La ciudad fortificada del Cerro del Castillo formaba parte de las islas Gadeira, el entramado fenicio en la Bahía de Cádiz, junto con Gadir, el actual Castillo de Doña Blanca y el templo de Melkart.
El Iro, vía de comunicación de Chiclana
Este panel relata que durante la mayor parte de la historia local, el Iro ha sido la principal vía de comunicación con la Bahía. Por el río han viajado las ánforas con la sal, el vino, el aceite, etc. Aunque hoy parezca inimaginable, mientras el Iro fue navegable, el tránsito de productos y personas por sus aguas favoreció el desarrollo de la villa, que adquirió especial protagonismo en la época del comercio con América, cuando las casas señoriales flanqueaban el río. Pero a comienzos del siglo XIX, la colmatación del cauce impidió la navegación; comienza así un periodo de decadencia tanto para el río como para la ciudad.
El Iro urbano
Lo más llamativo para los visitantes es que no es un río al uso porque aunque el nacimiento del Iro se encuentra en los cerros de Medina Sidonia, en su tramo urbano y hasta su desembocadura en el caño Sancti Petri, el río se comporta como un caño de marisma, el caudal de sus aguas fluctúa principalmente con las mareas, que traen el agua marina hasta el centro de la ciudad en cada pleamar. Pero la naturaleza de río no desaparece: periódicamente, las aguas de lluvia bajan tempestuosas y han provocado históricamente inundaciones en la ciudad y daños a los puentes.
Aves en el Iro
Tanto las aguas como los sedimentos del cauce contienen una abundante fauna de peces y pequeños invertebrados: gusanos, verdigones, cangrejos y otros crustáceos. Esta rica fauna sirve de alimento a las numerosas aves que frecuentan el río. Además de las inevitables gaviotas patiamarillas y gaviotas reidoras, son frecuentes los patos azulones y algunas aves pescadoras como cigüeñas, garzas, garcetas o cormoranes. Aunque la mayor variedad está en las especies limícolas que se alimentan de la fauna de los fangos que quedan descubiertos en bajamar, especialmente en la época invernal: cigüeñuelas, correlimos, chorlitos, archibebes o agujas. Sobrevolando la lámina de agua puede verse el vuelo acrobático de los charranes.
El río de las salinas
Entre otros datos de interés, este cartel recuerda que en su tramo final el Iro se ramifica en caños y canales que riegan una amplia marisma y que, como en toda la Bahía de Cádiz, estas planicies fangosas fueron roturadas y modificadas para obtener la sal y puntualiza. Hace un siglo, en 1919, la localidad contaba con 38 salinas en explotación; en 2024 solo quedaban cuatro.
Esteros y pescados
La crisis de la sal de mediados del siglo XX provocó el abandono de la actividad salinera. Sin embargo, las salinas se reorientaron a la explotación de un nuevo recurso, que antes era marginal: la cría de pescado. Las condiciones naturales en que se cultiva el pescado de estero proporcionan a lisas, doradas, lubinas o lenguados una excepcional calidad. Y ofrecen una nueva oportunidad a las marismas del río Iro.
Iro, mareas y vegetación
El último expositor, ubicado en La Banda, está dedicado a la vegetación natural que bordea el cauce del río, que es un reflejo del carácter marismeño del tramo final del Iro. Está formada por plantas halófitas, capaces de sobrevivir a la influencia del agua marina aportada por las mareas.