Una operación conjunta de Policía Nacional y Agencia Tributaria, denominada ‘Keops’, ha desarticulado una organización criminal implicada en la ejecución de un delito continuado de estafa, blanqueo de capitales y pertenencia a organización criminal. Y tenía como epicentro Chiclana.
De acuerdo con las investigaciones, la trama habría llevado a cabo una estafa masiva piramidal tipo ‘Ponzi’, empezando en la Bahía de Cádiz y con ramificaciones en Cantabria y Alicante, mediante la presunta compraventa de criptomonedas, acciones y futuros. Entre los 11 detenidos en el contexto de esta operación se encuentran los cuatro responsables de la red, uno de los cuales ha ingresado en prisión.
En los últimos meses se ha tomado declaración a 164 perjudicados por todo el territorio nacional, a quienes la organización habría defraudado más de 5,1 millones de euros prometiendo altas rentabilidades desde la puesta en marcha de la estafa en 2018; y se están analizado 44 cuentas bancarias relacionadas con las personas y empresas implicadas.
Estas declaraciones, señala el comunicado recogido por DIARIO Bahía de Cádiz, fueron “de gran importancia” para llevar a cabo a continuación la fase de explotación de la operación, donde se procedió a 11 detenciones y a cuatro entradas y registros en domicilios y sedes sociales de empresas ubicados en Chiclana, Villafufre (Cantabria) y Elche (Alicante), relacionados con los máximos responsables de la trama; obteniendo elementos probatorios mediante la incautación de diversa documentación.
Como resultado de la investigación, que no se ha dado por finalizada ante la posibilidad de localizar nuevos afectados, se ha podido descubrir que la organización criminal llevaba operando desde hace seis años.
“LOS LÍDERES DE LA TRAMA LLEGABAN A JACTARSE DE SU ALTO NIVEL DE VIDA”
A pesar de carecer de conocimientos sobre inversiones y de no estar habilitadas sus sociedades por la Comisión Nacional del Mercado de Valores como entidades autorizadas para operar en el mercado de valores, los investigados y ya detenidos aprovecharon la estructura comercial que tenían a su disposición en las oficinas de Chiclana y Elche para poner en marcha un plan que tenía como único objetivo obtener un beneficio ilícito a partir de una estafa masiva, convirtiendo algunos de ellos la estafa continuada “en su ostentoso modus vivendi, incluso con el abandono del ejercicio de sus profesiones de origen”. Es más, los máximos responsables “llegaban a jactarse en redes sociales de su alto nivel de vida, que incluía la posesión de vehículos deportivos y de alta gama”.
En el funcionamiento de las empresas creadas para desarrollar la estafa los investigadores detectaron dos escalones diferenciados. Por un lado, los líderes, encargados de llevar a cabo la administración de las sociedades, la elaboración de los contratos y la recogida y entrega de capital. En un nivel inferior, realizando labores de auxilio a los primeros, se encontraban los ‘conseguidores’, intermediarios que se beneficiaban por medio de la obtención de réditos en relación con los nuevos clientes que aportaban a la estructura piramidal.