CARTA AL DIRECTOR enviada por: Alexia Rodríguez Pequeño, de Vigo
He recibido una noticia que me ha paralizado, tuve que volver a leer e intentar entender qué estaba leyendo… Mi fiel colega de profesión. El que conocí siendo una jovencita, y que lo acabe tratando, lo escuche en alguna ponencia y tuve el placer de trabajar con él.
Ha fallecido. Cuesta decir adiós. Siempre ahí, dándome ideas para lidiar en el campo laboral. Fiel compañero de fatiga, amigo, lo tenía todo… Cierto que los meses han pasado y me he enterado de tu partida. Es increíble que te fueses, unas semanas antes hablamos por móvil. Quedamos en fijar una fecha para tomar un café, todo eso que nos ha coartado la pandemia durante un largo tiempo. Pero el trabajo hizo que pospusiera tantas cosas… siempre pendiente ese café.
Hoy recuerdo las veces que hablamos de ese libro que estabas escribiendo ahora que tenías tiempo, quería ser una de las primeras en leerlo. Siempre te dije que estaba prohibido que dejases de ejercer. Así como cierro los ojos, vienen a mi mente: charlas, momentos de trabajo, confidencias… Duele saber que ya no estás, que ese café no podrá ser…
Fiel amigo, tú descubriste una joven ingenua, con sueños de cambiar el mundo, con esa bandera enarbolada. Y siempre dándome consejos, un abrazo cuando era preciso, aliento para seguir mi batalla y lo más importante tener un amigo con un corazón inmenso. Siempre tuviste tiempo para todos. Es raro no enviarte o no recibir esa postal en el buzón… Es complicado olvidarte. Te hiciste querer. Te has ganado el cielo pedacito a pedacito.
Tengo que decirte Labandeira: gracias por dejarme un hueco y ejercer a tu lado. Eres grande y siempre lo serás. Más vale que desde ahí arriba tengas la paciencia, ganas de reírte de mis meteduras de pata, que me eches un capote y me perdones por siempre andar en miles de historias e ir dejando las cosas en el tiempo. Fiel amigo, te rindo mi pequeño tributo. No está a la altura de la gran persona que eres. Nunca pensé en estar escribiendo esto… sino en nuestro café.
En su día te di las gracias por tu labor de docente…Y hoy me toca decirte adiós a lo grande. ¡Vuela alto viejo amigo! Gracias por los momentos, las largas charlas, risas, apoyos, silencios entendidos y lo más importante por quererme con mis defectos. Las prisas, el trabajo, todo… hace que hoy sienta que ese café ha quedado pendiente… Espero que me perdones y ese café lo tendremos pendiente eternamente, pero cada café será el recordatorio de los buenos momentos vividos.
D.E.P querido J.A.L.P. DIARIO Bahía de Cádiz