CARTA AL DIRECTOR enviada por: Encarnación Martínez Galindo, de Málaga
A lo largo de la vida se hacen buenas amistades. En la niñez, en la adolescencia y en la juventud. Nunca se olvidan aunque pase mucho tiempo; aunque cada una haya tomado un sendero distinto; aunque no las hayas visto ni oído desde la propia infancia. Pero van apareciendo nuevas amistades, siempre hay quien te acompañe, quien te defienda, quien te consuele, quien te escuche, quien te entienda y quien te anime.
A veces se tiene la suerte, además, de contar con nuevas amistades jóvenes que sorprendentemente te defienden, por ejemplo, cuando se plantea un nuevo control y que ante la protesta de alguien, se vuelven a contrarrestar dicha protesta porque entienden que dicho control beneficia; te escuchan en silencio, porque saben que quieren saber; te consuelan, cuando te preguntan que, qué tal está usted hoy; te animan, cuando sus resultados son buenos o mejor que buenos y que ya ellos mismos se lo apostaron. Y por todo esto y como consecuencia, te acompañan y si hace falta sisean para callar el leve murmullo de algún grupo al final de la clase porque hay necesidad de concentración o porque podría ser que necesitasen hacer alguna consulta o pedir un consejo o simplemente que se oigan sus sinceros pensamientos sobre, por ejemplo, sus diferentes y posibles futuros.
Son las nuevas jóvenes amistades que como el escudero Sancho acompañan a su Quijote o a quien reina en su casa-clase momentáneamente como consejero/a de un pequeño Estado.
Por todo esto, los hay que se merecen un luminoso positivo de colores. Y sus padres… y sus abuelos. Tiene un gran valor la amistad y los jóvenes lo saben. Gracias. DIARIO Bahía de Cádiz