CARTA AL DIRECTOR enviada por: Alejandro Jesús Sosa (de NNGG-El Puerto)
Revisando la prensa de hoy, día de la hispanidad, no he podido evitar pararme a leer un artículo que, según el titular, citaba algunos motivos por los que los españoles deberíamos estar orgullosos de nuestro país.
Lo cierto es que, sin llegar a leer ninguno de estos, me he parado unos segundos a pensar para ver cuántos motivos se me ocurrían a mí, pero no he tardado en darme cuenta de lo absurdo que es enumerarlos.
Más de 45 millones, al menos uno por cada español en el mundo. Porque los hay más altos, bajos, feos, guapos, listos, e incluso despreciables, pero todos somos hermanos. Tenemos una casa común.
Y la bandera significa tú, y yo, y ese que está pasando por tu lado y al que no conoces de nada. Y los que ya no están, y los que aún no han llegado. Incluso salen en ella los que quieren verla arder. Es una foto en la que salimos todos nosotros, sin que salga la cara de ninguno.
Y el himno es la voz, aunque no tenga letra. La voz de los que se van fuera, y de los que se quedan, la voz de los que luchan cada día, la voz de los indignados y de los honrados, y de los buenos y los malos.
Y cada uno somos una razón para estar orgulloso de ser español, cada cosa buena que hacemos y también cada cosa mala que dejamos que ocurra. Y una buena razón para estar orgulloso de ser español es tu casa, el clima, tu familia, la gente con la que te cruzas por la calle.
Y un gran motivo para ser un español orgulloso de su país son las cosas malas que hacemos, porque todos hemos hecho cosas malas alguna vez, y porque aceptar que estas ocurren es aceptar que somos personas.
Y otro motivo es que siempre luchamos para que no ocurran más las cosas injustas, incluso sabiendo que éstas siempre van a ocurrir. Que respetamos, que abrazamos a quienes vienen de afuera incluso a veces más fuerte que a los que ya estamos dentro. Y que nos hemos hundido en nuestras mejores épocas; pero también hemos resurgido de nuestras propias cenizas en innumerables ocasiones.
Y otros motivos son Cádiz, Ceuta, Madrid, Bilbao, el Betis y el Sevilla, la Virgen de los Milagros, el Tajo, la Guerra de la Independencia…
En realidad, los motivos son infinitos, al igual que infinito es el amor. Porque, al fin y al cabo, de eso se trata: de amar a nuestro país. Y al igual que cuando amas a alguien eres capaz de aceptar sus defectos, el único camino para amar España es aceptándola tal y como es y luchando para convertirla en lo que nosotros queramos que sea.
Cuando uno deja a un lado los prejuicios, el odio, el dolor, la política, la religión… es fácil verlo. Es fácil incluso respetar a quienes creen que todo esto que escribo es una sarta de idioteces, siempre que se haga sin perder las formas. Podría hasta estrecharles la mano por pensar diferente. Porque si abres la mente y dejas a un lado todas esas cosas, solo entonces estaremos yendo a un lugar al que merezca la pena llegar.
Y eso es precisamente lo que yo pienso, el 12 de octubre y el resto de los días del año. DIARIO Bahía de Cádiz
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