CARTA AL DIRECTOR enviada por: Ramón Rodríguez Casaubón
Arribista: Dicho de una persona: Que progresa en la vida por medios rápidos y sin escrúpulos.
Podemos nació tras crecer con fuerza la semilla de la indignación por la corrupción sistémica de la política española, centralizada en los dos grandes partidos que conformaban el bipartidismo y que en cierta medida eran herederos tanto del franquismo como del “turnismo” que nos legó la restauración en España. Una de las características del “turnismo”, la principal, es que se trataba de un sistema liberal, pero sin democracia, ya que el pueblo podía votar, pero en realidad no elegía a quien le gobernaba. ¡Y todavía nos preguntamos como la corrupción política se convierte en endémica en nuestro país!
Si “el coletas” con el inestimable apoyo de Monedero no fraguan lo que escenificaron en el Teatro del Barrio nadie habría devuelto la ética, si alguna vez estuvo presente, a nuestra política. Recuerdo todavía algo de la intervención de un joven: “Basta con escuchar las conversaciones en el bar para ver que la ciudadanía puede recuperar la política”.
Lo que este adelantado politólogo no dijo es que él en concreto pretendía recuperarla para perpetuar la ausencia de moral en este ecosistema mediático del que todos participamos, incluso los que dicen “pasar de la política”.
La política lo es todo y lo envuelve todo en cualquier sociedad cultural compleja. Íñigo Errejón enseñó bien pronto la patita. Yo, como mucha más gente, huía de la confrontación directa y el discurso hasta cierto punto agresivo, pero esencialmente rompedor de Pablo Iglesias y me sentía más cercano a las formas errejonianas. Hasta que conocí a ambos personajes. Uno era auténtico y el otro, apariencia. Uno era generoso y el otro, egoísta. Uno era líder y el otro, aspiraba a serlo. Uno era Iglesias y el otro Errejón. No tardé en salir de mi error y tener claro que efectivamente Errejón era un ejemplo, pero uno a no seguir, ni imitar.
Errejón abandona la vida política con un discurso idéntico al que le ha acompañado desde que entró en ella, falsedad vestida de seda edulcorada con almibarada manipulación.
A Iñigo nadie le puede creer, y lo más probable es que haya caído en las mismas trampas que él orquestaba y que quien se las haya preparado esté dentro de ese esperpento que llaman Sumar cuando debería llamarse “Marketing”. Lo que ocurre es que los productos que ofrece la “empresa magenta” ya están caducados, en especial su “Yolandis light” y su “Errejonis facialis”, y está al caer su “Mónica quiero una silla en la OMS”. Tiempo al tiempo. Errejón y Garzón ¡qué desilusión! para quienes no los hayan tratado ni un segundo.
Desconozco que pasará con Errejón, pero no lo que es pues lo ha demostrado con creces en los últimos años y con gran nitidez en el entorno podemita. No es cuestión de “hacer leña del árbol caído” pues Iñigo “nunca fue más que una brizna de hierba seca que se creyó baobab”.
Parafraseando a Nicolás Maquiavelo: “La naturaleza de los hombres soberbios y viles es mostrarse insolentes en la prosperidad y abyectos y humildes en la adversidad”.
Por último, solicitarles que, si lo desean, analicen el siguiente aforismo de Soul Etspes: “La mediocridad es revelada cuando el simple no cesa de hablar sobre sí mismo mientras que la grandeza se encuentra en el revestimiento de silencio que impregna la esencia del humilde mientras se aleja del narcisismo”. DIARIO Bahía de Cádiz