CARTA AL DIRECTOR enviada por: Encarnación Martínez Galindo, de Málaga
Como si de un juego se tratase, el leopardo de las nieves intenta no ser descubierto por quienes lo fotografían.
Procuras camuflarte pero ni en tu hábitat natural lo consigues porque tu derecho de “ser anónimo y libre” es vilipendiado y tu mirada perpleja y apenas perceptible por tu alto don del camuflaje, muy a tu pesar, se ha vuelto viral.
Y si eres ente de singular rareza y además, hace más de cien años que se te creía en extinción, también te captura la cámara y se expande tu silueta por la Red porque hasta de la nocturna oscuridad, el flash extrae un partido excepcional al descubrirte deambulando con tu inquieta madre, que se siente impotente, al no poderte proteger porque eres la única y la exclusiva hembra de leopardo negro de que se tiene noticia e intuye que la originalidad en todos los tiempos ha sido tanto admirada, como perseguida.
Tu humano mundo animal desconoce al animal mundo humano y no sería de extrañar que, como de hecho hay evidencias, por extrema avaricia y bajos instintos de infame alardeo, alguien codiciase exhibirte como extraño y bello animal abatido (sin las mismas condiciones de defensa) en la portada de alguna que otra revista sensacionalista.
Sabemos que estás ahí. Sabemos que intentas salvaguardar lo tuyo y en consecuencia lo que a todos nos pertenece. Escóndete que con el eco de tu rugido ya anuncias tu valía y tu tesón y tu advertencia a los que desafían el poder que tienes sobre la Naturaleza y que sepas que si perdieras tu territorio por la acción de ciertas torpes conciencias carentes de consciencia, perderíamos todos.
Continúa prudentemente tu ocultación pero con altivez, que como decían “los pocos sabios que en el mundo han sido”: “El paño de oro fino, dentro del arca se vende”. DIARIO Bahía de Cádiz