CARTA AL DIRECTOR enviada por: Martí Gassiot, de Barcelona
Millones de turistas abarrotando ciudades y playas a lo largo y ancho de nuestra geografía son en efecto, consecuencia directa de una excepcional climatología donde el astro rey es sin duda el gran protagonista.
Los generosos baños de sol que nuestra meridional latitud permite, colorean y enrojecen las pálidas y a menudo generosas carnes de nuestros vecinos norteños que cual camaleones, cambian aquí el color de su piel y en paralelo durante su estancia, también su carácter. En efecto, pues para soportar el tórrido verano que exige hidratación, aquí tenemos la gran solución, consistente en todo tipo de asequibles bebidas de alta graduación, que les permite cual camaleón transformar totalmente su anterior condición para con demasiada profusión, liberar aquí a ritmo de alcohol su septentrional frustración.
A mi entender, el importante sector turístico, debe aprovecharse obviamente del sol, pero evitando que este mismo sol no queme totalmente el prestigio de ciertos destinos peninsulares e insulares y finalmente acabe ensombreciendo a toda una marca. Otro turismo no sólo es posible sino necesario.
Pero lo verdaderamente increíble es que en el país del sol, más allá de su potencial turístico, no se advierta su increíble capacidad para generar energía, empleo y por supuesto sostenibilidad.
Pese a ser pioneros en energía solar de concentración, no podíamos fallar a la tradición y finalmente, el “que inventen ellos” descrito por Unamuno, prevaleció e hizo abortar la gran rebelión de quienes con el sol osaban a hacer innovación, lo cual era mal visto o peor aún considerado una gran traición.
En definitiva, no me cabe ninguna duda de que la sabia gestión de este abundante sol exige cierta reconversión. A saber, desterrar cierto turismo de borrachera y principalmente gestionar inteligentemente como principal recurso energético el gran potencial de nuestro abundante sol, capaz no solo de atraer un buen turismo sino también de convertirse en el gran motor económico y tecnológico del sur.
En mi caso, yo en vez de gasolina, ya lleno el depósito de mi vehículo del inagotable sol, autóctona materia prima con D.O. que evita peligrosas dependencias y la muy nefasta contaminación.
Sería deseable que al amanecer, con la nueva luz del sol, descubrieran los políticos que más allá del actual aprovechamiento, este potente sol que baña la piel de toro, tiene también un gran potencial actualmente ensombrecido por una incomprensible y sin duda (antipatriótica) estúpida legislación. DIARIO Bahía de Cádiz
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