CARTA AL DIRECTOR enviada por: Grupo Cristiano de Reflexión-Acción de Cádiz
Venimos siguiendo con preocupación las noticias que nos van llegando sobre el cierre anunciado de la Escuela San José de San Fernando que durante más de 30 años ha formado parte de la sociedad isleña, y por la que han pasado varias generaciones de cañaíllas. El centro educativo San José, cuya titularidad es del Educación Integral S.L. que ocupa en régimen de alquiler el edificio, altamente protegido, propiedad del Obispado de Cádiz-Ceuta.
Hemos conocido por la prensa y las redes sociales los comunicados emitidos por las partes implicadas en este conflicto de intereses: Obispado, comunidad educativa, empresa titular de la Escuela, así como de algunos partidos políticos y del sindicato mayoritario en el Centro.
El colectivo sindical mayoritario entre los trabajadores de dicho centro educativo ha advertido que el cierre de la Escuela San José “supone un claro retroceso en la libre elección de las familias de San Fernando, que verán a sus hijos trasvasados a distintos centros educativos tras desaparecer su escuela, en la que no podrán terminar su formación”.
Los profesores de la Escuela San José han mostrado su “incredulidad y estupefacción por la falta de acuerdo para prorrogar el contrato de alquiler en la última reunión mantenido por la titularidad del centro con el Obispado de Cádiz y Ceuta. Para el colectivo “no ha habido voluntad alguna por ninguna de las partes”.
Los docentes lamentan que esta falta de entendimiento conlleve el cierre de la escuela y por tanto la reubicación de los 300 alumnos reubicación que se nos antoja harto difícil debido a la eliminación de líneas de ESO en la enseñanza pública que está acometiendo la Junta de Andalucía ”en otros centros de la localidad o fuera de ella” y que más de 20 trabajadores se queden sin trabajo a partir del 30 de septiembre de 2021, jugando así con el futuro de alumnos y trabajadores. Desde hace año y medio han tratado de evitarlo, dejan claro. Tanto profesores como personal de administración y servicios han luchado para mantener sus empleos.
Nos faltan datos importantes para saber exactamente cuál es el verdadero problema para que el Centro, que lleva funcionando más de 30 años se cierre. La reunión mantenida entre la dirección del Centro y del Obispado, que culminó sin acuerdo y con un comunicado conjunto, pocos datos nos aportan a los ciudadanos para poder hacernos un juicio veraz sobre el tema. Es un comunicado muy ambiguo y difuso, donde no se dice con claridad cuál es la postura del obispado ni la de la dirección del centro. Parece ser, por otras informaciones, que el obispado estaba dispuesto a algún tipo de prórroga, pero a corto plazo y que la dirección planteaba un acuerdo a largo plazo, pero poco más sabemos.
Aparte de estas consideraciones, que son importantes, sí queremos decir con toda claridad lo que pensamos.
No hace mucho, el Obispado también decidió no prorrogar el contrato que tenía con la Diputación para la gestión del centro educativo de la Institución Provincial Gaditana en Cádiz y dicho centro se cerró con las consiguientes molestias e inconvenientes para la comunidad educativa: profesores, alumnos, familias, limpiadoras… Sin que sepamos hasta el día de hoy si este centro va a seguir el camino de otros centros de la ciudad de Cádiz que han pasado a manos de entidades como Educatio Servanda.
Ahora -otra vez con el Obispado de por medio- se cierra otro centro educativo, en la zona de la Bahía, en esta ocasión en San Fernando, con nuevos problemas serios y trastornos para personal docente, alumnado y sus familias, personal de limpieza… Otro centro educativo que se cierra en poco tiempo siendo el obispado el propietario del inmueble.
Nos preguntamos: ¿es esta la mejor manera de administrar los bienes de la Iglesia diocesana para que revierta en beneficios afrontar los ciudadanos? Creemos que es justamente lo contrario de lo que habría que hacer, que sería poner esos inmuebles al servicio de los intereses y el futuro de alumnos, profesores y el resto de los trabajadores del centro educativo. Ya les dijeron a los profesores que la Escuela San José podría tener en el futuro otro uso. ¿Qué otro uso? ¿Lo venderían a un grupo hotelero o inmobiliario para hacer caja? ¿O lo cederían para su gestión a un grupo como Educatio Servanda, como ya han hecho con otros centros educativos en la diócesis? Lo dejarán sin uso alguno como han dejado el convento de las Capuchinas de La Isla desde que tomaron posesión del mismo, volviendo el edificio del antiguo Hospital de San José al estado de abandono en el que estuvo durante parte de su historia? No lo sabemos porque nada se nos ha dicho.
Por otro lado, ¿por qué la Iglesia tiene que tener propiedades inmobiliarias para moverse solo por intereses económicos, mercantilistas y de puro negocio? La Iglesia debe ser pobre, y poner sus riquezas al servicio de los demás, como Jesús quería para sus discípulos a los que les dijo: “no lleven oro, ni plata, ni monedas de cobre, ni provisiones para el viaje, ni bastón; solamente la ropa y el calzado que llevan puesto” (Mat. 10, 8-10). Recordamos también aquel pasaje del joven rico que se le acercó a Jesús para preguntarle ¿qué tengo que hacer para ganar la vida eterna? Y Jesús le dijo que cumpliera los mandamientos: no matar, no robar… El joven rico le dice que todo eso ya lo hace y Jesús le contesta: sólo te falta una cosa: anda, vende todo lo que tienes, dalo a los pobres y así tendrás un tesoro en el cielo. Después ven y sígueme. Pero el joven al escuchar esto se puso triste y se fue apenado porque tenía muchos bienes (Mac. 10 17-22). Nos hemos desviado de las enseñanzas de Jesús que era pobre, nació y vivió pobre y murió desnudo, sin nada…
Es un escándalo que se haya comprobado que la Iglesia posee desde el año 1998 a 2015, 34.961 bienes inmuebles de todo tipo: iglesias, fincas, parcelas, propiedades rústicas, garajes etc.… gracias a la ley de Aznar que permitía a la Iglesia apropiarse de bienes con sólo la certificación del obispo del lugar que actuaba como notario. El total de bienes inmatriculados por la Iglesia en España se calcula en cerca de 100.000. No aceptamos por tanto que sólo se hayan reconocido por el Gobierno un tercio de ellos ¿No sería mucho mejor que la Iglesia se desprendiera de ellos y de otros muchos bienes y los pusiera a disposición de las instituciones públicas para dar un buen servicio al pueblo? Algunos dirán: es que entonces la Iglesia sería más pobre…evidente. Es que la Iglesia debe ser pobre, no debe acumular riquezas y bienes. Ya decía Jesús “es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el Reino de los cielos” (Mat. 19-24). Y Francisco dijo al comienzo de su pontificado: “¡Cómo me gustaría una iglesia pobre para los pobres!”.
Pensamos que toda la sociedad isleña debería movilizarse para tratar de solucionar este gran problema y que la alcaldesa debería implicarse al máximo posible para tratar de revertir esta situación, que tanto perjudica a tantísimas familias y que la Junta de Andalucía tampoco debería permanecer pasiva, sino poner todos sus medios para solucionarlo.
Por último, lamentamos de nuevo que una vez más, el obispo de Cádiz, que está tan cuestionado en sectores muy amplios de la diócesis, haya protagonizado junto a la dirección, este nuevo cierre de un centro educativo, que lleva haciendo una buena labor desde hace 30 años. DIARIO Bahía de Cádiz