CARTA AL DIRECTOR enviada por: Al-Hakam Morilla Rodríguez (Liberación Andaluza)
“La indignación moral es la estrategia tipo para dotar al idiota de dignidad”. H.M. McLuhan.
La infantilización de la sociedad a la que nos arrastra la Sociedad del Espectáculo alcanza en la colonia andaluza niveles de paroxismo. Tras despolitizar a la sociedad para mejor sojuzgarla -no sólo a través de la degradante radiotelevisión ‘sur’- nos vemos abocados a un mundo cada vez más acrítico, preso de supercherías, retrógrado.
La ausencia de libertad de acción política se suple con armagedones de opereta. La creciente deshumanización inducida por el establishment parece no importar si se rodea uno de talismanes, milagrerías, o manumisiones sobrenaturales de vodevil. ¿Qué no hay una justicia autónoma o una administración eficaz y no corrompida? No hay porque alarmarse, los annunakis de los antiguos sumerios acudirán al rescate. ¿Qué el interés por una cultura plural y creativa se vuelve inferior al de los neandertales? Ah, hombres de poca fe, buscad y encontraréis muy cerca a un cura, rabino, estreñido alfaquí, comunistilla dogmático o tecnócrata adocenado que os espera con la receta para todos vuestros males, en forma de catecismos o consignas baratas.
Así se repite en farisaica coral: hemos de tener un gobierno como sea… Disculpad, no exactamente. Bélgica se tiró un año y medio sin esa perentoria necesidad y mejoró su economía, cayendo el paro por debajo de la media europea. Hemos visto también aquí que al no tener la poltrona segura las corruptelas políticas han descendido su galopante ritmo. ¡Cómo puede ser, oh depuesto Cronos, vivir sin estar avasallados por hipócritas mandatarios sin escrúpulos! El palacete de la Moncloa debe brillar con sus intrigas e impunidad de siempre. A cualquier precio, claro, jeremías españolazos… excepto el de proveernos de una Democracia verdadera.
Porque si tanto les duele ir a unas terceras elecciones generales, ¿qué trabajo les costaría cambiar el sistema para lograr la presidencia en segunda vuelta como Francia o Perú? Si padecen por remendar en cada ciclo las cooptaciones de las listas impuestas por los gerifaltes partidocráticos, ¿por qué no modifican la forma electiva y la hacen uninominal por distritos como Gran Bretaña o los EEUU? Si el Banco Azul no puede legislar, ¿por qué no asignan a la Cámara Alta las competencias que debieran corresponderle, en vez de parecer eso ya un exclusivo club de sacamantecas jubilados? Si el aparato judicial parece bloquearse, ¿por qué razón no lo dotan de independencia en origen, ejercicio y funciones?
Esas aparentes preguntas sin respuesta pueden contestarse con diáfana sencillez. Los políticos surgidos del tardofranquismo se han instalado en el cómodo ‘atado y bien atado’ de los secuaces de aquel sanquinario autócrata del Ferrol. La mendaz ‘regeneración’ que invoca Rivera no engaña a nadie. Al no haberse generado una real Democracia toda reforma del actual bodrio inoperante no pasa de la farsa.
Y dada la fosilización incurable de la monarquía de partidos propongo la clásica fórmula de la Navaja de Ockham, la vía de lo elemental, para sacar de este atolladero a tanto comediante, y que nos dejen de dar la tabarra por los media. Si la mayoría de diputados sólo hacen de palmeros, lo mejor sería que sus jefes prescindan de ellos -ahorrándonos un pastizal-, y diriman los asuntos de Estado ellos mismos en artúrica mesa redonda, basta de simulaciones. Si no hay emancipación del Estado vaticano, camastrones de la Carrera de san Jerónimo, que sea el propio papa el que presida vuestras reuniones por videoconferencia. Un consejo del reino bendecido por Roma. ¡No sufrid más por ciertos jueces o fiscales ‘afinados’, pagados con los impuestos de todos, atormentados por su fidelidad a ese Estado extranjero fundado por Mussolini! Sustitúyase la toga por los hábitos menores.
Tranquilos, despertad de ensoñaciones vanas, a medida que se acerca la investidura, el tamayazo de un lábil sector del liberal-’socialismo’ de las JONS cada vez se adivina más próximo. La fingida ‘indignación moral’ de Sánchez ante la defección de parte de su tropa esperemos que no nos defraude, y la ensaye como es debido ante el espejo. El imparable ascenso de los abstencionistas no se merece menos.
Ah, olvidé la parte fea que no previó la empresa afín del camarada Abril Martorell encargada del recuento electoral, y el facherío indecente que obstaculiza o impide el voto de los emigrantes… los del coletariado ya tienen puesto el cava en la nevera.
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