CARTA AL DIRECTOR enviada por: Horacio Torvisco, de Alcobendas
La geopolítica, ese concepto difícil de precisar que explica el “orden” tan inestable que rige hoy el mundo, está entrando en una fase cada vez más preocupante donde las estrategias de los diferentes países o alianzas internacionales están claramente dominadas por la industria bélica y un militarismo creciente en las élites del poder. La diplomacia ha quedado relegada a pura testimonialidad, hace ya demasiado tiempo.
Los últimos acontecimientos así lo muestran: la invasión rusa en Ucrania, la voracidad bélica, asesina e incontrolada de Israel y la amenaza de China sobre Taiwán, por citar solo los más notorios, dan fe de esta peligrosa inestabilidad.
Si algo nos enseñan los dos principales conflictos actuales, es que la guerra, para la inmensa mayoría de las personas es una tragedia llena de incertidumbre, dolor, muerte y miedo. Sin embargo, con ella, los que se vanaglorian y de paso engordan su cuenta de resultados son los dictadores y la industria armamentística.
Últimamente, diferentes declaraciones de altos representantes políticos europeos, parece que quieren mentalizar a la ciudadanía europea para una próxima conflagración mundial. Habría que decir a estos altos mandatarios que su obligación fundamental es evitar por todos los medios esa conflagración, no mentalizar a la gente al horror de su posibilidad.
Algunos “mal pensados” podrían concluir que al final de lo que se trata es de conseguir millonarios gastos en armamento que beneficien al complejo militar-industrial, el cual es, probablemente, el elemento más desestabilizador para la democracia y para una paz duradera en el mundo, tal como hace ya más de sesenta años denunció el presidente de los EEUU Eisenhower. DIARIO Bahía de Cádiz