CARTA AL DIRECTOR enviada por: Macarena Neva, de El Puerto (*)
El pasado viernes 12 de abril el señor Germán Beardo (alcalde de El Puerto) publicaba un post en sus redes sociales anunciando su intención de proponer al colegio Grazalema-Guadalete para la imposición de la Medalla de Oro de la ciudad, un centro privado con un marcado carácter ideológico católico, perteneciente al Opus Dei, cuyas mensualidades están al alcance de muy pocas familias y que segrega a su alumnado por sexos.
El motivo de tan distinguido reconocimiento no es otro que “el reconocimiento en pro de la excelencia educativa”, algo no es muy difícil de alcanzar en un alumnado que dispone de todos los recursos materiales a su alcance y que lleva a cabo el desempeño de sus tareas en un clima docente a todo confort: allí no se superan las ratios permitidas, ni llega el alumnado inmigrante, ni se atiende alumnado con Necesidades Específicas de Apoyo Educativo (NEAE), ni a quienes presentan otras necesidades educativas por Dificultades Específicas de Aprendizaje (DEA), o Trastornos por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad (TDAH).
Anteriormente, en 2023, la misma distinción fue concedida al colegio Las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús, uno de los varios centros privados sostenidos con fondos públicos del centro portuense.
Después de haber cerrado el único centro 100% público, para las familias que viven en el centro, la libre elección está muy complicada si lo que quieren es llevar a sus hijos e hijas a un centro educativo cerca de casa. Este año, como el anterior, el alcalde prefiere destinar dinero de las arcas públicas del ayuntamiento, el dinero de todos y todas, para favorecer a una entidad privada cuyas puertas están cerradas para la inmensa mayoría de los mortales de esta ciudad. “Lo de todos, al servicio de unos pocos”, se llamaría la película.
Muchas personas han afeado al Sr. alcalde este gesto; para mí, sin embargo, es un gesto de sinceridad y transparencia que le agradezco porque nos retrata a la perfección las políticas en materia educativa que representa Beardo, su equipo de gobierno y por extensión la marca “PP”, que en relación al ámbito educativo deja sin ningún atisbo de duda en manos de quién está el gobierno de la ciudad.
Son muchas las ocasiones en las que el Sr. Beardo ha manifestado su afinidad con esta modalidad de escolarización privada o concertada con declaraciones en sus redes sociales sobre sus bondades o posando junto a su alumnado, una afición de la que también hace alarde el actual concejal de Educación Enrique Iglesias, así como el primer teniente de alcalde Javier Bello, quien ya en su día manifestó abiertamente su apoyo a los conciertos educativos: “estamos dispuestos a defender la educación concertada porque la libertad educativa es un derecho de todos los españoles y como gobierno municipal y como partido principal de El Puerto, que es el PP, tenemos que estar a su lado, arropándolos y dándoles el sitio que se merecen”.
Esto no es algo que debiera sorprendernos; Germán Beardo y el equipo de gobierno que representa nunca podrá posicionarse en defensa de la escuela pública (tampoco de ningún otro servicio público), porque la naturaleza de su ideario político es justamente todo lo contrario: privatizar, privatizar y privatizar trazando para ello un perverso mecanismo de deterioro y abandono de lo público para justificar o hacer creer que lo que ha sido siempre competencia del Estado: sanidad, educación, vivienda, agua, electricidad, transporte, telefonía… funciona mucho mejor en manos privadas, sirviendo en bandeja de plata el negocio para que otros hagan caja.
Es por eso que a Germán y su equipo le importa un bledo que las líneas educativas en los centros públicos no dejen de disminuir; para ellos no hay “arrope”, ni “cuidados”, tampoco escucharemos manifestaciones donde se declaren “dispuestos a defender como principal partido municipal” el mantenimiento de líneas públicas, ni estarán de “nuestro lado”, ni nos “arroparán”, ni nos “darán el sitio que nos merecemos”, sencillamente porque sus preferencias, sus prioridades, su agenda política va en otra dirección. Ellos son así.
Nuestra escuela pública se desangra, sufre recortes en recursos humanos y materiales, pierde unidades de manera galopante (no hay ningún solo centro público en El Puerto que no haya sufrido el zarpazo del recorte de unidades), atendemos a una diversidad infinita de alumnado, se nos caen los techos y tenemos humedades en muchas aulas, superamos con creces las ratios, muchas familias de nuestra comunidad educativa tienen que lidiar con importantes problemas económicos o sufren desestructuración familiar, trabajamos con una diversidad de alumnado que nos obliga a duplicar el esfuerzo en la búsqueda de la excelencia educativa, pero el Sr. alcalde decide imponer la medalla de oro de la ciudad al colegio de las élites. No hay nada más que decir. DIARIO Bahía de Cádiz
(*) Macarena Neva Delgado es docente y feminista, miembro de la Marea Verde y militante de La Asamblea Feminista Las Tres Rosas