CARTA AL DIRECTOR enviada por: Vicente Fontán Nowell
Una de las primeras decisiones que tomó el equipo de gobierno municipal actual, con José María González a la cabeza, fue la de hacer públicas las sesiones plenarias que se celebran en el Ayuntamiento. Desde entonces, cualquier ciudadano es libre de asistir a cualquier pleno y presenciar cómo se debaten en el consistorio asuntos que pueden afectarle de manera directa. La asistencia está reglada, lógicamente, por una serie de normas que pretenden asegurar que las sesiones transcurren según lo establecido.
Aun así, en estos dos años los concejales han vivido diversas interrupciones que alteraban el orden del día y estaban dirigidas a miembros de un signo político u otro. La última la ha protagonizado una pancarta, ni gritos del público, ni amenazas, sino un trozo de papel en el que podía leerse “PP Corrupto y lacayo de los sectores estratégicos del sistema capitalista”. Ante la mirada tensa de aquellos que la portaban, el edil popular Ignacio Romaní interrumpió la intervención de la segunda teniente alcalde, Ana Fernández, para solicitar su retirada.
Martín Vila, alcalde en funciones ante la ausencia de José María González, consultó al secretario y entendió que el reglamento no recogía nada respecto a llevar un símbolo de esas características, por lo que dio paso de nuevo a Fernández. Tras ello se desataría una oleada de interrupciones que se alargarían durante más de un cuarto de hora y acabarían con la interrupción de la sesión. En estos quince minutos Ignacio Romaní, Teófila Martínez e incluso José Blas Fernández tomaron el micro cuando les vino en gana para insistir de forma virulenta sobre la necesidad de retirar la pancarta, que consideraban injuriosa y ofensiva.
Una política con gran experiencia como es nuestra exalcaldesa Teófila llegó a alegar que estaba “impidiendo que libremente nos manifestemos”, dando a entender que el trozo de papel limitaba a la bancada popular en el desempeño de su trabajo. Algo cuanto menos curioso, ya que en ningún momento los concejales de este partido dejaron de hacer peticiones a Martín Vila e interrumpir, pese a no estar en el uso de la palabra, a la Sra. Fernández, que no pudo siquiera iniciar su intervención antes de que se suspendiera temporalmente el pleno.
En cierto momento la bancada del PP apeló al artículo 60, mientras el público ya había comenzado a desmadrarse y Vila trataba de guardar orden. El secretario tuvo que intervenir de nuevo para aclarar que, según este, los asistentes no podían manifestar su agrado o desagrado y el alcalde podría expulsar a cualquier persona que “impidiese el normal desarrollo de la sesión”. Tras ello, Romaní elevó el tono más si cabía y realizaron alegatos aún más feroces si cabía. José Blas Fernández incluso anunció que interpondrían querellas criminales contra los portadores de aquella pancarta y contra Martín Vila por ser “cooperador necesario”.
Mi duda está, tras ver en un par de ocasiones el fragmento del pleno, en si son los asistentes quienes impiden que este transcurra con normalidad o si el Partido Popular tendría que apuntarse gran parte de culpa al convertir un trozo de papel en algo que, por su actitud, parecía incluso atentar contra la propia humanidad. Sea como fuere, me encantaría ver que emplean la misma contundencia para defenderse de pancartas y ciudadanos indignados en otros asuntos. Así como que comprendieran que quizá el que porta esa protesta es alguien que en su día depositó su confianza en ellos y al que hoy no le faltan motivos para pensar de esa manera. DIARIO Bahía de Cádiz
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