CARTA AL DIRECTOR enviada por: Miguel del Toro Pérez, de Sevilla
Las palomas, a pesar de ser protegidas por varios grupos, causan daños irreparables en los edificios urbanos. Sus excrementos ácidos corroen fachadas y dañan estructuras, siendo el resultado unas costosas reparaciones. Además, obstruyen sistemas de ventilación y propagan enfermedades contagiosas que afectan a la salud pública.
Los inventos para ahuyentarlas, a menudo no funcionan, por lo que las autoridades deben controlar su proliferación en los núcleos urbanos para mitigar estos problemas.
Aunque algunos las vean como símbolos de paz, su presencia puede generar incomodidad para las personas que viven o trabajan en áreas urbanas afectadas. Es esencial encontrar soluciones efectivas que equilibren la protección de las palomas con la necesidad de mantener entornos urbanos seguros y saludables. DIARIO Bahía de Cádiz