CARTA AL DIRECTOR enviada por: Al-Hakam Morilla Rodríguez (Liberación Andaluza)
“Merecer la vida no es callar y consentir tantas injusticias repetidas… Es una virtud, es dignidad y es la actitud de identidad más definida”. Eladia Blázquez (argentina nieta de alpujarreños, de Lanjarón, en nuestro amargo exilio ultramarino).
Los mismos patriotas “offshore” rojigualdos o tricolores de toda laya en la anquilosada Monarquía de partidos, los cuales fingen no querer enterarse de su rotundo fracaso parlamentarista, incapaces de elegir presidente sin hundir a sus serviles formaciones, se han conjurado para una nueva cruzada demonizadora. No hay duda, parecen decir, el problema no reside en nuestra ineptitud y falta de verdadera democracia reglada; no se basa en que hayamos convertido la Constitución en papel mojado; no, repitamos el mantra de sus órganos de propaganda: la culpa es de los nacionalismos. Amén.
Del nacionalismo más expoliador, genocida e imperialista que ha conocido la historia de la humanidad, no sólo en América, el españolista, a ese como los hindúes a las sagradas vacas ni mencionarlo… para eso goza de santidad y fue fundado, como todo rancio lector de la Enciclopedia Álvarez sabe, por Túbal, hijo de Noé.
Por si faltara algo para acabar de arreglar el bodrio tardofranquista disfrazado, en Andalucía, españolísima por los cuatro costados, por la gracia de la evangélica espada de Santiago Matamoros y los prohibidos Libros Plúmbeos del Sacromonte, comienzan a aparecer “nacionalismos” de faralaes e incienso como boletus tras las lluvias en Primavera. Sin embargo, algo similar a la CUP, independentistas orgullosos de su tierra, pero sin sentirse “nacionalistas”, se conoce que no les inspira en absoluto. Cuando habría que ver qué está más cerca de aquel “nacionalismo antinacionalista y abierto a lo universal” que anhelara Ahmed -Blas- Infante. Tampoco parecen vindicar los países andalusíes murciano, al sur de La Mancha o extremeño: el idioma andaluz, la cultura del agua en movimiento, o el flamenco… debieron llegar allí por ciencia infusa, como el el divino milagro de Pentecostés.
No entraremos en qué partidúnculos arropados por la Arbonaida, una vez detonada la programada implosión “andalucista” del parajesuítico rojasmarquismo, tratan de subirse al carro de las confluencias meridionales podemista, jacobino del Duero para abajo, al norte emancipador de opereta. Cada uno es libre de prolongar el carnaval todo el año. Aunque en los partidocráticos cenáculos de la metrópoli, conscientes de nuestra económica realidad colonial, y subalterna cultural, esos arribistas esfuerzos tenaces para encaramamarse a recoger migajas,. en la mesa de los señoritos de la Carrera de san Jerónimo, provocan sorna cuando no estruendosas carcajadas.
Lo que suscita la generalizada hilaridad, casi más irrisoria que el Embrujo cordobés -junto a la Mezquita birlada-, son los patéticos arrebatos “nacionalistas” sin definición soberanista, por la independencia o con decidido impulso hacia la Libertad política. Idénticas monsergas del marqués del postureo de la “mesa-camilla”, en chusquera versión del reverendo Chamizo o en camaleónica consagración morada de Pilar Rodríguez.
Y para rematar la faena no menciones el Legado andalusí como indígena. Repitamos el dogma de fe de que nuestros antepasados cristianos arrianos, musulmanes y judíos eran “árabes” de quita y pon, y los mercenarios castellanos invasores al servicio del expansionismo franco, y el trono purpurado de Roma, detentaban más “pureza racial” que Blondi, el pastor alemán que acompañó a Hitler al búnker de la Cancillería.
Así se escribe la historia. Lo peor es que los modernos millones de descendientes de las víctimas represaliadas y expoliadas, en la imparable Andalucía y naciones aledañas, una vez terminado el linde siguen obedeciendo al amo centralista en lo que mejor se les da, el “divide et impera” en el subdesarrollado inframundo de los parias. Y por consentírselo a esos triperos lacayos, por tanta coherencia identitaria y amor a la libertad, por parte de faranduleros del régimen monárquico-papista que dicen representarnos, así nos va. ¡Y lo que nos queda aún por pasar, ay, madre del amor hermoso! DIARIO Bahía de Cádiz
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