CARTA AL DIRECTOR enviada por: Encarnación Martínez Galindo, de Málaga
En un mundo con prisas como es éste y donde la competitividad se hace patente, no hay tiempo para pensar en otros menesteres que no sean los infinitos y continuos inputs que avasallan de segundo en segundo como si a alguien le interesara que la mente no debe reposar, ni cavilar. No interesa. Todas las noticias se agolpan y lo contradictorio apabulla.
Todos quieren imponerse a todos y lo de cada cual, es mejor que lo del otro cual.
Hay un colectivo joven que se ve también atribulado y presionado, no solo por la gran cantidad de información sino porque las primeras calificaciones del curso se aproximan y algunos de ellos se exigen más que lo que les demanda el mundo exterior. Saben que de lo que hagan durante estos años depende en gran parte lo que puedan llegar a ser en un futuro y se lo recuerdan los padres, familiares y amigos, así como los propios profesores.
Si se les pregunta, en clase, que por qué no han estudiado más, que hay que sacar más nota, que esas notas tienen que ser excelentes, se atropellan queriendo dar explicaciones: “es que nos fuimos a la biblioteca y bueno, en plan…”; “me puse a estudiar con mi compañero/a en plan… y se nos fue el tiempo pero hicimos un resumen y…” y, en sus caras algo de constreñimiento.
Sí, excelente explicación. Todo claro. El concepto de “excelencia” cada vez más nítido.
Excelente quien ha dedicado su vida por unos hijos o por familiares impedidos; excelentes quienes llevan y traen del colegio y ayudan a sus nietos; quienes dan su vida por unos ideales; quienes no piden porque no saben pedir y duermen al abrigo de las estrellas; quienes prefieren trabajadores leales; quienes tienen en cuenta el valor social de sus antepasados por y para que hoy ellos/as sean lo que son; también hay excelencia en los que recogen las basuras de los que han estado disfrutando de la noche, al amanecer; de los que vigilan, mientras los demás descansan; de los que hacen turno nocturno de trabajo para que otros puedan festejar, por ejemplo, la Navidad y hay mucho de excelente en ciertos escolares que no solo se empeñan en obtener buenas calificaciones sino que además se detienen en prestar su pequeña, gran sabiduría en hacer que otros compañeros las obtengan mejores haciendo turnos leales y extras. DIARIO Bahía de Cádiz