CARTA AL DIRECTOR enviada por: José Rodríguez Pérez, de Cádiz
No voy a negar que existen esta figura, aunque se dé muchos casos son provocadas por situaciones adversas o situaciones encontradas que conllevan a tener que dejar de ser participe en el contacto de un padre con sus hijos tras un divorcio o separación.
Yo conozco casos de padres divorciados a los que sus propios hijos han sido separado de su padre, teniendo el contacto justo y necesario de las visitas esporádicas, y asumiendo religiosamente los gastos de pensión alimenticia y los regulados en el convenio de divorcio. Pero su convivencia queda limitada a que debido que los chiquillos han estados recibiendo una información negativa sobre su padre, no es que lo odien, sino que han perdido la confianza en él.
A su vez otro caso del que aunque también haya padecido su hijo esas informaciones negativas del entorno maternal, el propio padre se resigna y literalmente dice “yo ya no tengo hijo” sin asumir ni familiarmente sus responsabilidades ni por supuesto las económicas, por lo que hace creer la veracidad de la versión de la madre o de su entorno.
En ambos casos son totalmente bajo mi punto de vista “padres irresponsables”, que aunque al primero no le quede otra que solo ir a verlos, sin disfrutar con sus presencias ni fines de semanas o unas pequeñas vacaciones, es algo que creo que debe de luchar para conseguir la confianza de sus hijos, y más teniendo vivienda adecuada. En cambio el segundo caso es totalmente censurable, el simple aceptar el no ser padre de su hijo es un acto que no merece el titulo ni de “yo una vez fui padre”.
También existe el caso muy común de padres que tras su ruptura matrimonial y tener que abandonar su casa, que es su propiedad, se ven abocados bien a irse con sus padres o pagarse una habitación como si fuera un estudiante. Este caso que no es culpa suya, conlleva a que no pueda dar ese cobijo a sus hijos en lo que se refiere a las convivencias semanales o vacacionales, como mucho quizás alguna pequeña escapada estival y poco mas, pues reitero no puede dar la comodidad ni la intimidad a sus propios hijos, limitándose eso si al sostenimiento económico regulado. Este caso yo lo considero imperativo de la vida, que le toco el perder todo. Tampoco es justo tildarle padre irresponsable.
Y el caso del que consigue ir saliendo poco a poco del trance económico negativo al que se somete ante este paso, que busca un pequeño recoveco con unas condiciones mínimas, incluso hasta incomodas, pero que el propósito es que sus hijos convivan los días que hasta que ellos quieran con su padre, aconsejarlos y explicarles sus dudas, dialogar, que le da mil vueltas a su sueldo para sufragar los gastos normales tanto los propios, como la pensión por hijo para sufragar sus gastos, ropas, comidas, su hipoteca si la tiene, seguros etc., etc. y que a su vez paga religiosamente los gastos extraordinarios que le puedan venir tales como ópticos, o el material escolar.
Este último caso es el que lucha por ellos y solo para ellos, más allá de su propia situación económica. Y es por eso por lo que viendo y conociendo otras situaciones de padres “separtados” este último me parece injusto que se le dé el sobrenombre de padre irresponsable, no sé, ahí lo dejo.
Salud y Libertad. DIARIO Bahía de Cádiz