CARTA AL DIRECTOR enviada por: Octóvilo Mateos Matilla, de San Fernando
Iba tan confiado a la oficina del SAE, pues sería de los primeros en formalizar la solicitud para convertirse en uno de los beneficiarios del nuevo programa de empleo para parados de larga duración de entre treinta y cincuenta años… Sin embargo, un fallo en la solicitud de la cita le impidió llevar a cabo su propósito ¡Cómo pudo cometer ese error, él, que tiene tanta práctica en esto de pedir citas, echar currículos, y otros menesteres, propios de parados de larga duración!
Nos contaba lo sucedido y entonces el trabajador social de Cáritas le dice que es posible que esa cita se tenga que pedir en “Prestaciones”, no en “demanda de empleo”. Verdaderamente hay que ser un experto parado para saber donde hay que acudir, qué casillas hay que cubrir para que te atiendan con resultados prácticos…
Ni corto ni perezoso, el trabajador social le ayudó a rellenar la cita para “Prestaciones”, y, tan contentos, aún era tiempo de ser de los primeros en echar la solicitud, pues le dieron cita para dos días más tarde.
Acompañé a mi amigo a las oficinas del antiguo INEM. Me senté frente a la pantalla donde informan del turno y no estaba cómodo, se me iba hacia atrás el respaldo de la silla, y me dice mi amigo que está rota. Todas estaban rotas. Bueno, hay que ahorrar, que para eso estamos en el INEM, o SAE, o como quieran llamarlo en cada momento, siempre para ocultar su inutilidad. No tuvimos que esperar demasiado tiempo.
Nuestra sorpresa fue que la nueva funcionaria tampoco sabía de la existencia de ese “Programa”. Pero íbamos preparados, llevábamos buscada en el móvil la página de internet donde venía la noticia de dicha ayuda. Cuando se lo dijimos, nos respondió, amablemente esta vez, que claro, eso era un “Programa”, que ella llevaba lo de prestaciones, y los “Programas” eran en la oficina de al lado, una mesa más allá.
Nos acercamos a la mesa de información de la oficina del SAE y la nueva funcionaria tampoco tenía noticia de tal “Programa de empleo”… Al menos se interesó y anotó, con interés, la página web que llevábamos preparada en el móvil.
Aunque la respuesta de la funcionaria nos había quitado la sonrisa de la cara: “Para un programa, sea este u otro, no tienes que echar solicitud alguna, como ya estás inscrito en nuestras oficinas, ya te llamarán si reúnes las características que se pidan en cada uno. Nosotros te llamamos. Tú, no tienes que hacer nada”.
Esa fue nuestra última aventura con la administración para tratar de encontrar trabajo para mi amigo ¿Pero cómo creen los gobernantes y los que pueden ofrecer empleos que van a sobre vivir las personas sin empleo, sin ingresos, sin autonomía, durante años y más años? Por más que te muevas, si no eres señalado por el dedo de la administración, o de quien tiene en su mano el poder de convocarte para reincorporarte al grupo de los ciudadanos activos, de los productores y contribuyentes del Estado, o sea al grupo de “ciudadanos con todos los derechos y deberes”…
Me gustaría mostrarme más optimista, pero los últimos acontecimientos en mi vida particular y entre los que me rodean no son para estar precisamente optimista, sin embargo, sí digo que no debemos rendirnos nunca, no vamos a permitirles a quienes les corresponda alguna responsabilidad, que sigan ignorando a tantas personas, expulsándolas a la “exclusión social”.
Dios no lo permita, Él, que tiene un solo contrato, y un salario, igual para todos, del que sólo están excluidos los que lo hacen voluntariamente, los que no Lo quieren, los que reniegan de Él; los que ambicionan más de lo que necesitan, los que no cumplen con su responsabilidad al servicio del bien común, y los que odian y desprecian a los demás… DIARIO Bahía de Cádiz
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