CARTA AL DIRECTOR enviada por: Fernando Claudín di Fidio, desde Staffordshire (Inglaterra)
Un “exiliado laboral en la pérfida Albión pre-Brexit por la falta de oportunidades patrias”.
Según la vieja política sólo hay tres “opciones ideológicas” posibles en las que deben encuadrarse todos los partidos políticos que se constituyan para ofrecer sus servicios de gobierno a la ciudadanía: la izquierda, que defiende a la clase trabajadora; el centro, que defiende a la clase media, y la derecha, que defiende a la clase pudiente.
Tales “opciones ideológicas” llevan aparejados ciertos valores. La derecha, un espíritu conservador que implica anteponer el bien material al bien social y el mantenimiento de las tradiciones, básicamente la religión católica y los festejos taurinos. El centro, ese espíritu de moderación que supuestamente caracteriza a la clase media y la apuesta por el libre mercado. Y la izquierda, un espíritu de progreso general y el auxilio de la población más desfavorecida.
Si nos atenemos a esa óptica de la vieja política, en la corta historia de la democracia española, tras un suspiro centrista que sirvió para conjurar los terrores del pasado, la política cayó en el círculo vicioso del bipartidismo: se alternaban en el poder la derecha y la izquierda, ninguneando al centro.
Sin embargo la vieja política no refleja la realidad del mundo en el que vivimos por una razón: no tiene en cuenta al enemigo común de la humanidad: el capitalismo sin control, ese ente voraz que lo arrasa todo a su paso imponiendo modos de vida consumistas, devorando ideologías y destruyendo lo único que en verdad posee la humanidad: este maravilloso planeta Tierra que nos acoge.
El capitalismo sin control al que hemos entregado nuestras vidas ha provocado cambios sustanciales en el conjunto de la humanidad y en el medio ambiente durante las últimas décadas. A la política española la uniformó, igual que a la política del resto del mundo gracias a la globalización, ese mágico acelerador del capitalismo sin control. Es decir, que daba igual votar izquierda o derecha: aunque hubiese ciertos cambios cosméticos y de forma, en el fondo los gobiernos siempre hacían lo mismo: favorecer el capitalismo sin control.
Llegó un momento en que la gente empezó a verle las orejas al lobo, a comprender que el capitalismo sin control nos estaba embarcando en una espiral suicida a todos y en especial a la clase trabajadora, el sector de la población con el que se ensaña el capitalismo sin control.
Los españoles descontentos con su situación personal y con la marcha del país y del mundo y a la vez conscientes de la necesidad de actuar, de ir a por todas para detener la autodestructiva espiral, crearon uno de esos maravillosos movimientos populares que marcan una época y tienen la capacidad de actuar como correa de transmisión que perdura en el tiempo y es tomado como ejemplo por otras comunidades: el 15M.
Fruto de ese 15M apareció un nuevo partido político en España que se hurtaba al reparto de etiquetas de la vieja política: Podemos, el partido de la gente, hecho por la gente para la gente, un partido asambleario, en contraposición a los partidos de la vieja política, que habían sido abducidos por el capitalismo sin control, teniendo en cuenta que estaban financiados por ese capitalismo sin control.
Podemos estaba terriblemente solo en un mundo abducido por el capitalismo sin control, empezando por los medios de comunicación. Podemos se enfrentaba a la leyenda de David y Goliat.
Y hoy, unos años después, Podemos tiene cuchilladas por todas partes, pero sobrevive. Sobrevive gracias a la simiente del iluminado 15M que preñó su vientre. La gente que somos verdaderamente de Podemos, de conciencia -no los arribistas/oportunistas que al principio prestaron su voto por un prurito de estupidez y ahora lo retiran por la misma razón- sabemos que re-educar al votante eliminando el lavado de cerebro de la vieja política es una carrera de fondo. Hay muchas minas en el camino. Y la siguiente mina se llama Errejón.
El próximo 10 de Noviembre el votante que desee poner su granito de arena para detener la autodestructiva espiral del capitalismo sin control que está destruyendo el planeta Tierra y malogrando a la humanidad, debe entender que la única opción política de cambio en España es Podemos.
El próximo 10 de Noviembre el votante que desee poner su granito de arena para detener la autodestructiva espiral del capitalismo sin control que está destruyendo el planeta Tierra y malogrando a la humanidad, debe entender que Podemos es la única opción política no financiada por los bancos del capitalismo sin control, sino por la gente que integramos Podemos, sus activos, comprometidos y luchadores militantes.
El próximo 10 de Noviembre el votante que desee poner su granito de arena para detener la autodestructiva espiral del capitalismo sin control que está destruyendo el planeta Tierra y malogrando a la humanidad, debe entender que la vieja política de Pedro Sánchez apuntalada por el escudero Errejón no es una opción de cambio.
La única opción de cambio en España es el partido asambleario de la gente, hecho por la gente para la gente. Porque juntas y juntos Podemos.
El próximo 10 de Noviembre tengamos presente qué significa votar…
Votar significa recordar. Recordar que después de ti vienen tus hijos y tus nietos y las siguientes generaciones de nuestra humanidad que está sola en el Universo, en nuestro planeta Tierra único e irremplazable que el capitalismo sin control nos arrebata mientras abduce nuestra atención. Recordar que la democracia integra y aúna voluntades, unificando la pluralidad en un propósito común. Recordar que el proyecto democrático “acoge a todos” mientras que el egocentrismo de la vieja política excluye a todos imponiendo la voz del líder, cabeza visible de ese capitalismo sin control que a la postre acabará con todo si no aprendemos a controlarlo y es ahora cuando debemos hacerlo.
Votemos mirando al futuro. Podemos cambiar el futuro. ¡Sí se puede!
¡Por una España eco-feminista y sostenible, cuya economía verde mire al futuro, protegiendo el medioambiente! DIARIO Bahía de Cádiz