CARTA AL DIRECTOR enviada por: Juan Cejudo, de Cádiz
El pasado día 7 se produjeron bombardeos en Siria, al parecer con armas químicas. Un hecho terrible pues las armas químicas están prohibidas por todas las convenciones internacionales. Aunque deberían estar prohibidas todas las guerras y todo tipo de armamentos.
Consecuencia de esta acción, que Occidente achaca al régimen de Siria, pero que no se ha confirmado, fue el envío el pasado jueves a Siria de inspectores de la OPAQ (organización para la prohibición de armas químicas), quienes habían llegado este pasado jueves día 12 de abril a Duma, ciudad donde se produjo el bombardeo con productos químicos.
Esta comisión, que llegó a Duma el pasado jueves, tenía que empezar su investigación justo hoy sábado día 14 de abril con el fin de confirmar si había habido (o no) bombardeo con productos químicos y saber quien o quienes eran los responsables.
Lo lógico hubiera sido que EEUU y sus aliados de Occidente hubieran esperado el fin de esas investigaciones antes de actuar, si se demostraba que efectivamente se había bombardeado con productos químicos y que el régimen sirio era el responsable.
Pues no. Justo un día antes -el viernes 13 de abril- EEUU, Reino Unido y Francia bombardean diferentes puntos de Siria, coordinados, lanzando, según dicen unos 100 misiles. Un bombardeo, sin previo acuerdo de ONU y sin pruebas fehacientes de que el responsable era el régimen de Asad, sino de modo ilegítimo y unilateral por parte de estas potencias y con el apoyo de no pocos países, entre ellos el nuestro.
Este suceso me hace recordar aquella invasión de Irak porque EEUU y sus aliados estaban convencidos de que tenían armas de destrucción masiva y luego se pudo confirmar que era mentira.
Me declaro en contra de estos bombardeos y en contra de todas las guerras. Como decía Eduardo Galeano, no hay guerras buenas y guerras malas. Son todas, malditas guerras.
Una acción que pone en peligro la paz mundial por el enfrentamiento entre los bloques liderados por EEUU y Rusia, con grandes intereses geoestratégicos y comerciales en la zona.
Es necesario cambiar el lenguaje bélico por el del diálogo y la negociación, como dijo Francisco el pasado dí 8 después de los bombardeos con productos químicos.
Porque, como siempre, aquí, los grandes perjudicados son los inocentes, la población civil: niños, mujeres, personas enfermas, ancianos…
Pienso que todos los colectivos y personas de buena voluntad deberíamos manifestar nuestra indignación por esta nueva escalada bélica que compromete la paz mundial.
No a la guerra. No hay guerras buenas y malas. Son todas… ¡malditas guerras! Sí al diálogo y a la negociación como método de solucionar los conflictos. DIARIO Bahía de Cádiz