CARTA AL DIRECTOR enviada por: Juan Luis Rincón Ares, de El Puerto (maestro jubilado tras 35 años en el CEPER La Arboleda Perdida)
Hoy es 8 de noviembre. Durante muchos años, en los centros de educación de personas adultas de Andalucía hemos celebrado en esta fecha el Día de la Alfabetización, rebautizado como Día de la Educación Permanente. Recordábamos a Paulo Freire. No sé si aún celebra. No sé qué pasa que parece que apenas queden ganas de celebrar nada. O sí lo sé. Yo no puedo dejar pasar el día sin acordarme de todas y todos los que me habéis acompañado a lo largo de esta maravillosa singladura docente.
Mi centro, el Centro de Educación Permanente La Arboleda Perdida, conocido popular e injustamente como ‘Centro de Adultos’, cuando tanto su alumnado como su profesorado ha sido desde antaño mayoritariamente femenino y por tanto debería haber sido bautizado como ‘Centro de Adultas’, cumple en este año 2024 cuarenta cursos de servicios a la comunidad educativa portuense. Durante ese casi medio siglo, miles de personas adultas han pasado por sus aulas cursando los más variados planes de estudios, desde la Alfabetización en los años 80 hasta los planes de Patrimonio, Informática, Secundaria o Acceso a la Universidad en la actualidad.
Podría hablar de los cambios en la vida de quienes viviéndolo, lo hicieron posible: de Luis, Pepe, Margari, Esperanza, Francis, María Jesús, Gelen, Carmeli, Juan José, Elena, Manuela, Coca, Milagros, Mercedes, Belén, Inés, María Jesús, Francis, Pedro, Mati, Francisca, Lina, Tere, Rosa, Paca, Pepi, Loli, Antonia, Luisa, Soledad, Ángeles, Ana, Pepa, Tere, Victoria, Isabel, Paco, Manolo, Ana María, Yolanda, Soraya, Carmen, Mari, Tere, Conchi, Charo, Mari, Juana, Daniel, José Mari, Manoli, Joaqui, Julia, Aurora, Rafael, y tantos otros y tantas otras.
O de quienes haciéndolo posible, lo vivieron: Pepe, Jani, Tere, Lola, Carmen, Manoli, Ángel, Charo, Isabel, Mercedes, Luisa, Oliva, Luci, Marian, Lourdes, Inma, José Manuel, Dioni, Pepa, Rosa, Soledad, Conchi, Meli, Laura, Esmeralda, Cándido, .Paco, Eugenia, María Luisa, Fernando, Loli, María Luisa, Rafael, Ana, Toñi, Rita, Aurora, Ricardo, Juan Antonio, Frasco, Amparo, Alfredo, Ifi, Carmen Pilar, Juan, Brigi, Rosario, Eduardo, Nieves, Vicente, Lucía, Antonio, Miriam, Eugenia, Sebastián, Gema, Mercé, Blanca, Héctor, Pablo, Jesús, Mercedes, Oliva, Juanma, Manolo, Mar, Abraham, Almudena, Rosa, Paz, Luis Víctor, Noelia, Antonio J., Gema, Nati, Loli, Fernando, Pepi, Aurora, Manolo, Elena y tantísimos otros y otras.
Podría contar que pasaron por sus aulas concejales, sindicalistas, políticas, animadores, emprendedoras, feministas, ecologistas, pacifistas, pero para vergüenza social, después de un currículo brillante, repleto de historia e historias, hoy toca hablar, seguir hablando, de escaleras y ascensores.
Más de la mitad de su singladura docente se ha desarrollado en los locales que ocupa en la actualidad en el pasaje Instituto Laboral junto al CEIP José Luis Poullet. El proyecto primitivo de reforma de este edificio -de dos plantas- preveía la instalación de un ascensor que finalmente, por razones presupuestarias no se construyó. Desde entonces demandábamos cada curso a la delegación provincial de Educación y a todas las corporaciones que han pasado por nuestro Ayuntamiento –han sido muchas y de variadas composiciones– el cumplimiento de este compromiso inicial sin resultado. Antonia, Luisa, Soledad, Ángeles, Ana, Pepa, etc. tuvieron que usar la escalera con mucho dolor de su alma… y de sus piernas.
No ha sido nunca una necesidad superficial. El alumnado actual de este mi centro –insisto, sigue siendo ‘mi centro’ por más que lleve seis años jubilado- está formado en su gran mayoría por personas de edad avanzada y entre ellas se dan problemas de movilidad en algunos casos de severa gravedad. Son muchas las personas que necesitan muletas o andadores cuando no sillas de ruedas y, para ellas, el acceso a la segunda planta es totalmente imposible. Esto genera problemas de muy difícil solución en la organización del centro y termina limitando el derecho a la formación de estas personas.
Cuando demandábamos la solución de este problema sentíamos como entre la administración municipal y la delegación de Educación se pasaban el asunto de unas manos a otras sin que nos quedara claro –o sí- a quién correspondía su solución. Al parecer la falta de un convenio de colaboración entre ambas administraciones creaba un vacío que afectaba también a otros temas de funcionamiento y que dificultaba la obtención de algún resultado en el tema del ascensor. Sabíamos que ese convenio existió hasta el año 2007 y que fue denunciado por la concejalía de Educación en esa fecha sin que desde entonces se dieran los pasos para su renovación. Desde entonces las necesidades de mi centro –mantenimiento, limpieza, portería…- se han visto también dificultadas por la no inclusión del CEPER en el pliego de condiciones que el Ayuntamiento tiene con la empresa encargada de las tareas. La vida, cuarenta años después, sigue igual.
Sería un bonito regalo de cumpleaños. Un ascensor. Sitio hay. Y el convenio. Y la inclusión explicita en el pliego de condiciones. Necesidades también. Señor alcalde, concejal delegado de Educación, consejera de Educación, presidente de la Junta de Andalucía. Que lo oiga quien le toca. DIARIO Bahía de Cádiz