CARTA AL DIRECTOR enviada por: Horacio Torvisco, de Alcobendas
La diferencia entre un mentiroso y un ignorante consiste en que el mentiroso puede sostener con mendacidad y maestría una falacia, siendo consciente de ello, con el fin de convencer al auditorio al que se dirige para obtener adhesiones a sus tesis. El ignorante, suele defender la misma u otra falacia con vehemencia, “la fe del carbonero” la llaman, pensando sin demasiado criterio, más allá de su convicción personal, que está en posesión de la verdad.
En España los ejemplos de ambos especímenes, principalmente en la nueva profesión de “tertulianos” abundan en demasía. El principal problema a mi juicio, no es que existan estos malandrines de la comunicación, cosa no deseable lógicamente, sino el clamoroso éxito que alcanzan entre la opinión pública desde la más absoluta ausencia de ética y razón. Esto sería improbable en una sociedad mínimamente culta.
Como dice un dicho popular, cuando a uno le embaucan la primera vez el culpable es el embaucador, pero cuando el asunto se repite ¡Ay amigo! el culpable es el embaucado. Atentos. DIARIO Bahía de Cádiz