CARTA AL DIRECTOR enviada por: Martín Martínez Martínez, de Barcelona
Se dice que los occidentales somos más individualistas que los orientales. Se dice que el individualismo ha crecido en las últimas décadas. También se dice que ahora hay más ancianos abandonados.
Seguro que el individualismo tiene cosas buenas. ¡Seguro! Pero, las malas son más evidentes. El individualismo centrado en la libertad personal y en la realización individual tiene consecuencias negativas: Menos solidaridad, es decir, los ancianos y los desfavorecidos nos preocupan menos. Menos vida social, es decir, casi no conocemos a los vecinos de nuestra escalera. Más competitividad, es decir, necesitamos imperiosamente sobresalir como personas. Y menos salud mental, es decir, el aislamiento nos deteriora.
En general esas son las derivaciones del individualismo. Y especificando yo veo tres: valoramos menos la familia. Las familias tienen menos hijos. Y a los ancianos se les aparta. (…).
Últimamente los medios hablan de la soledad no deseada de muchos ancianos. Esa soledad que deteriora notablemente su salud. Recuerdo una frase, que repito con frecuencia, a pesar de su densidad, a pesar de su complejidad: “Menos cortisol y más oxitocina”. Cortisol, la hormona del estrés, la hormona de las dificultades y del abandono. Oxitocina, la hormona del amor, la hormona del contacto.