CARTA AL DIRECTOR enviada por: Juan Cejudo, de Cádiz
Es espeluznante el drama de inmigración a nivel mundial y en general el drama de los desplazados. Aquí vivimos con especial preocupación la tragedia de quienes quieren cruzar el Mediterráneo para llegar a Europa.
En lo que va de año, unas 2.100 personas han perdido la vida en el intento. Más de 225.000 lo han logrado. Sólo en el último naufragio en las costas de Palermo han desaparecido más de 200 personas y se han recogido 25 cadáveres.
La mayoría proceden de Irak, Siria o Libia, países en serios conflictos y guerras que duran años, pero también de otros muchos países… La gente, desesperada, intenta como puede, llegar a Europa donde saben que la vida es muchísimo menos dura que en sus países de origen. Dicen los expertos que estas rutas desde África hacia Italia o Grecia es la más peligrosa del mundo.
Pero también hay problemas en el Estrecho de Gibraltar, o en el túnel de Calais o más lejos, en la frontera entre México y EEUU por poner algunos otros ejemplos.
Yo me pregunto: ¿qué tipo de mundo estamos construyendo? Un primer mundo más o menos desarrollado que cierra sus fronteras a cal y canto para que nadie entre a molestarle y para éso levanta vallas asesinas, muros impenetrables y cámaras de última generación que controlan las costas y fronteras para que nadie pase…
¿Es ése el mundo que estamos construyendo? No se puede pretender mantener por mucho más tiempo una situación así. No se le puede poner puertas al campo, dice el refrán. Cuando hay hambre, guerras, miseria y calamidades y la gente se muere, las personas seguirán intentando de todas las maneras posibles sobrevivir y salir en busca de nuevos horizontes, por peligrosos que resulten esos intentos…
No creo en los parches para solucionar una situación tan dramática como ésta. Hay que ir al fondo. Un grupo de pocos países bastantes desarrollados y una gran mayoría donde no hay de nada es la consecuencia de un sistema económico profundamente injusto. El capitalismo no puede ser la solución. Es necesario inventar un sistema donde todos los pueblos puedan vivir en igualdad de derechos. Donde se repartan y estén más equilibrados los bienes a los que todo ser humano tiene derecho: salud, educación, trabajo etc. Donde el centro sea la persona, sea ésta africana, asiática, latinoamericana o europea…
Así no sería necesaria la emigración porque habría igualdad de posibilidades en todos sitios… Está claro que para eso, algunos saldrían perdiendo, pero una gran mayoría saldría beneficiada.
Por ese mundo más justo, igualitario y fraterno quiero seguir luchando, junto a otras muchas personas, hasta el fin de mi vida… DIARIO Bahía de Cádiz