CARTA AL DIRECTOR enviada por: Encarnación Martínez Galindo, de Málaga
Por la noche, desde la autovía, se ven luces de no mucha intensidad que iluminan las faldas de montañas de ciertas casitas que ofrecen vistosidad nocturna a las mismas. Por el día, recorriendo algunos caminos tierra adentro, te topas con casas tranquilas rodeadas de mayor o menor parcela.
A veces no es raro encontrar casas abandonadas y casi derruidas que te hacen imaginar: una alberca, habría animales; un patio, parece que había un pozo; una habitación con chimenea, sería la cocina o el saloncito; un pequeño porche, para tomar el fresco a la luz de la luna las noches calurosas de verano… y así te vas haciendo una composición mental de cómo serían las personas que tuvieron la suerte de habitar en otro tiempo aquel lugar. Seguro que fueron felices (piensas).
No es de extrañar, aunque nos parezca, a veces irrisorio, que en algún portal inmobiliario aparezca, de vez en cuando, casa de campo medio derruida a la venta. Para reformar… y para respirar y dar luz a la montaña. DIARIO Bahía de Cádiz