CARTA AL DIRECTOR enviada por: Juan Antonio Márquez Izquierdo, de El Puerto
Hace cuestión de días me calcé una de cine. Fue un miércoles cualquiera, en un cine cualquiera de nuestra querida Bahía de Cádiz. Día del espectador por aquello de que la entrada es más barata y los bolsillos lo agradecen.
El Amanecer del Planeta de los Simios. Ustedes dirán pufff americanada de acción con animales de por medio, etc, etc, etc, nada más lejos. Hay que ir a verla. Yo la vi a través de los ojos de César, que no es otro que el Simio que lidera su grupo de la amenaza humana y de un grupo opositor suyo (que lo lidera Koba) que le busca también buscadas las cosquillas. Pero César que a parte de ser inteligente es sabio (que no es lo mismo, aunque lo parezca) consigue defender a su pueblo o especia de ambas afrentas, de la interna y de la externa.
Lo que mas me gustó de la peli es lo que me trae aquí a escribir unas líneas; esto es, las tres palabras con las que César construye su decálogo: Hogar, Familia y Futuro… Son las primeras que pronuncia cuando siente como una bocanada de aire gélido la amenaza del ser humano o cuando Kovac le sugiere que lo suyo sería cargar contra los humanos tomando la violencia por bandera.
“Simio no mata a Simio”, es otra de las frases que se dicen estos animales peludos ancestros nuestros que despliegan unas capacidades humanas muy superiores a las nuestras… a lo que asocio de una manera directa:”hermano no mata a hermano”, y pienso acto seguido que con estas letras se deberían inscribir cada adoquín que conforma cualquier camino o calle en los Estados de Liberia, Siria o Afganistán..Pero volvamos a la mirada de César.
Es una mirada de las que ya no quedan… inteligente, precavida, empática antes las desgracias y necesidades humanas (nunca mejor dicho), sensible y dura a la vez, y muy ”humana”. Entrecomillo lo de mirada humana porque uno ve el film y no tiene muy claro quiénes son los humanos y quiénes los animales. Observé durante dos horas y diez minutos, atónito, pegado a la pantalla, cómo lo que pasa en la película se puede trasladar a cualquier punto geográfico de nuestro querido planeta. Los de Hamas contra Gaza (israelíes contra Palestinos), yihadistas frente al Estado Islámico (sí, he dicho bien), los norteamericanos contra los talibanes, o las milicias kurdas contra los yihadistas (si, también dije bien).Ucranianos contra rusos o prorrusos, y todo esto sin pisar tierra en Sudamérica y levantar las persianas para que entre la luz en la selva de las Farc contra el Ejercito mejicano o su policía, además de lo que ocurre en muchas estados africanos entre la codicia de los señores de la guerra que le dan armas a los niños soldados para que se jueguen sus infantes vidas contra los ejércitos de sus países…
Más vale dejarlo aquí porque lo que yo quería realmente comentar era el rato tan bueno que eché un miércoles cualquiera de una semana cualquiera de un cine cualquiera de Bahía de Cádiz aprovechando el día del espectador (la entrada me costó sólo 3,70 euros) y en la que disfruté como digo como un auténtico simio dejándome arrastrar por el carisma y la sabiduría de César (un simio de más de metro ochenta cuyo decálogo comprimido era: Hogar-Familia-Futuro. Decálogo que no difiere mucho de cualquier gaditano que se precie y que ande preocupado todas las mañanas con las noticias de paro, desaceleración económica europea y por ende española y la falta de clase de nuestra clase política (valga la redundancia).
Este simio que les escribe que es de lo que se lee la prensa cada vez que tiene oportunidad esta seriamente pensando en volverse a los árboles junto con César o a las cavernas prehistóricas; pero de éstas últimas las cuevas, ya hablaremos otro día. Yo de momento me vuelvo a los árboles por lo que pueda venir. Y ¿ustedes qué piensan hacer? DIARIO Bahía de Cádiz