CARTA AL DIRECTOR enviada por: Juan Antonio Sánchez Campos
Como si nada hubiese pasado, es decir, como si de una pesadilla se tratase, el actual máximo representante del Partido Socialista, Javier Fernández, aboga por el patriotismo de su formación en las pasadas elecciones generales que fue indispensable para que el Partido Popular accediese a una segunda legislatura. Lo del patriotismo me resulta exageradamente innecesario ante tamaña cuestión, nada es susceptible de pasar por necesario cuando la situación así lo exige y en este caso, lo más alejado de esa supuesta integridad con el Estado no creo signifique demasiado a todos los que esperaban un gobierno de izquierdas con el que poder restablecer la igualdad de clases sociales, la idoneidad de vida perdida y el rebrote del mercado laboral, además de proteger con todas las fuerzas que nos aporta la Constitución y nos da la democracia las pensiones.
Nadie puede hoy en día creerse que por encima del bien del pueblo español pesa el estadista, que vale más la credibilidad de una película política mal rodada que la veracidad de las penurias que en la actualidad sufre la mayoría de los ciudadanos atrapados en una brecha insostenible de recursos desprovista. Recuperar el socialismo es difícil, se ha vuelto una malgama de causas partidistas y personales, la credibilidad está ya demasiado perdida en una nube de incompatibilidades reinante desde finales del pasado año, pero nos queda esperar que la izquierda esté por encima de toda está indisciplina política a la que la actual gestora socialista apela y de eso, no me cabe duda alguna que no podrán esperar muchos aliados a una causa que se quedó varada por el mal ejercicio de su ideología.
Intentando mejorar su escasa popularidad los barones socialistas, con la cierta indiferencia de la baronesa andaluza Susana Díaz, entablan sus dimes y diretes en una mesa escasa de repercusión militante en la que bajo supuestas deferencias personales, alientan a una figura insigne del partido a presentar su candidatura como futuro Secretario General de la formación.
En estas, el que fuese lendakari vasco con la ayuda de los populares, ex máximo dirigente socialista en el País Vasco y una figura de renombre dentro de la vida política española e internacional, a la que se sumo su corto periplo como presidente del Congreso, buscan el asalto a su antigua presencia en la oposición barajando posibilidades basadas en una nueva manera de ver el socialismo.
Se han dado cuenta ahora de que la conformidad con sus aliados en el bipartidismo no les valió para quedar apartados de las primeras filas de un Gobierno manejado con cara dura por sus contrincantes, no supieron sacarle el partido a la corrupción, a pesar de haber estado ellos mismos dentro de una investigación ciertamente paralela en cuanto de mala fe se dispone, se congratularon de una abstención insultante a sus militantes y adeptos, colocaron barreras a los diseños de la formación morada sin intentar dialogar de manera democrática hasta lograr un acuerdo tácito y veraz y ahora, a la vista de que la situación no es lo más amable para sus intereses, tratan de acelerar el ritmo de un Congreso al que añadir una figura que resalte sobre las demás.
Lo de Pedro Sánchez es hasta cierto punto aceptable, fue un conductor temerario que acabó como un mediocre metido a suicida político, lo de la Sra. Díaz es un ego del que no tengo nada más que añadir pero lo de Patxi López puede significar un acierto notable si este, con buen talante, toma iniciativas recomendables que estudien fehacientemente sus estatutos de formación y que mueva la esperanza ciudadana con una izquierda progresista, nada fundamentalista y exigua a los deseos del independentismo, aunque no por ello negar la palabra o el intento de que se den de bruces los nacionalistas con la realidad más certera, nada somos si nos separamos, estando unidos aun somos débiles pero si las desconexiones son la creencia de que saldremos adelante a trozos de terreno viciado de predominios partidistas no nos salvará nadie de caer en la osadía de sabernos superiores siendo tan sólo un país vencido por la falta de sentido común reinante en nuestra actual clase política. DIARIO Bahía de Cádiz
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