CARTA AL DIRECTOR enviada por: Horacio Torvisco, de Alcobendas
El papel que está jugando la ciencia en esta dura batalla contra el Covid-19, en medio de un gran reconocimiento social, no puede ocultar la ambivalencia que siempre arrastra el hecho científico y que le convierte en algo problemático, en algo crítico que requiere una mínima reflexión.
Su cara amable y de progreso es de sobra conocida y la posibilidad de bienestar que ofrece a la humanidad incontestable. Sin embargo, tiene otra cara que actúa de forma inseparable con la anterior, la cual muestra un aspecto menos amable y más inquietante.
Una cara ésta, que esencialmente no representa ni a la ciencia como disciplina del conocimiento, ni a los científicos como creadores de sus contenidos, ni al espíritu de servicio universal que se le presupone hacia la humanidad como promotora y receptora de sus resultados. Me estoy refiriendo al gran poder político de cambio que el hecho científico posee y que está en poquísimas manos que son las que deciden el qué, el por qué y el cómo de su desarrollo y distribución.
Un poder que como algunos otros, el económico sin ir más lejos, que son decisivos para el bienestar humano, son profundamente antidemocráticos. El Covid-19 está siendo un escaparate perfecto que muestra en su forma amable cómo el hecho científico salva vidas humanas, al tiempo que muestra, en su forma más despiadada, la marginación de millones de seres humanos al acceso de las vacunas. DIARIO Bahía de Cádiz