CARTA AL DIRECTOR enviada por: Encarnación Martínez Galindo, de Málaga
Tus hijos son hijos e hijas de la vida que da vida por medio del amor y te pertenecen como punto responsable de partida. Puedes darle tu amor y tus pensamientos como punto de arranque de personalidad. Puedes y debes abrigar sus cuerpos y sus almas también mediante la escucha como desahogo del propio vivir y mediante la palabra como pañuelo para recoger posible lágrimas como catapulta por y para un devenir mejor. Y en ese devenir hallarán una casa imaginaria que se podrá visitar mediante los recuerdos impresos y mediante los sueños se evocará una infancia plena de compañía alentadora, extraordinaria e imprescindible en la fortificación de la propia identidad. No se debe desear ni ser ellos ni semejantes sino que salga a la luz el brote de la semilla que se hundió un día en tierra y que la constante lluvia hizo germinar.
Que no se intente lanzar como flechas a los hijos porque podría ser que al menor temblor del pulso del arquero erraran el salto a la tan ansiada felicidad. Mejor asegurar lanzarlos, al menos, como boomerang con viaje de retorno por si les es imperioso volver a la vida que da la esperanza de los recuerdos. DIARIO Bahía de Cádiz